CAPITULO 5

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"El reencuentro también puede ser con tus miedos, y estos ayudarán a que forjes un espíritu valiente"

MÍA

Estaba en la tina tomando un baño caliente, mi pierna había sufrido demasiado por los turnos extenuantes y las largas caminatas por la clínica.

Pediatría estaba siendo más agotador de lo que imaginaba, apenas con una semana de rotación no aguantaba el dolor, sin embargo, no me rendiría por nada ni por nadie.

Estaba donde quería estar.

Y como sabía que apenas comenzaba no podía estar quejándome a cada momento. Yo misma pedí las rotaciones normales y no saldría con un chorro se babas.

Estas recaídas son cada vez más frecuentes desde que trabajo en la clínica. Me hago los masajes habituales y los recuerdos llegan a mi mente.

Unas manos grandes pero refinadas, llenas de venas y uñas pulcramente arregladas, fuertes pero amables al mismo tiempo. Manos que saben a la perfección como tocarme y me erizaban la piel al mínimo contacto. Su toque es firme, seguro y confiado. Sabiendo que lo que tocaba es suyo. Suyo para cuidar, para complacer y seducir, siempre me hizo sentir suya, que le importo y me ama a pesar de todo.

Es imposible no imaginar que es él el que me toca y masajea. Esos recuerdos son también parte de la terapia. Aun que en mi interior me haga daño.

No puedo evitarlo.

Él es inevitable en mis pensamientos.

Estaba por quedarme dormida en los recuerdos cuando la puerta de mi baño se abre y mi abuela entra a pasos cortos y de forma coqueta como siempre.

Estaba por quedarme dormida en los recuerdos cuando la puerta de mi baño se abre y mi abuela entra a pasos cortos y de forma coqueta como siempre

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— Tengo rato de estar tocando tu puerta y no me escuchas.

Le muestro mis audífonos para que sepa la razón. La música me ayuda a distraerme y no pensar tanto en el dolor.

— Hola Abu ¿Como te fue en tus vacaciones?

—De ma.ra.vi.lla, Dubái es un paraíso cariño. Tienes que ir algún día.

Algún día, pero seguramente iré a muchos lugares antes.

—No quisiste llevarme— le digo en juego.

Ella se carcajea.

—Pero cariño era mi tercera luna de miel ¿Que querías?

Se la pasa de luna de luna de miel la muy sin vergüenza.

—Tienes razón, solo iba a estorbar.

Señala mi pierna sumergida en el agua caliente.

—¿Cuantas terapias te has saltado?

Ya empezamos

—Ninguna abuela, en serio, voy a todas sin falta. Además, es imposible no ir cuando Andrés me lleva siempre.

Una Parte De Ti © BorradorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora