three

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narración en primera persona.

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   TaeHyung:

   Ya eran serca de las cinco, así que decidí caminar hacia la casa de Diane, me mandó un mensaje con su dirección, solo quedaba a unas cuadras de mi casa. Ya estaba frente a la puerta de su casa, tardé solamente quince minutos en llegar. Toqué el timbre y me abrió la hermana de Diane, se parecía tanto a ella.

— Hola, disculpa, ¿quí vive Ahn Diane, no? —pregunté viendo a la niña de ojos destellantes.

— Sí, es mi hermana, espereme que iré a llamarla. Si quiere entre, me dijo que vendría un amigo a ensayar algo —habló tiernamente pero algo rapido, me hizo acordar al pequeño JungKook.

— O-okey —pronuncié sorprendido, asintió y fue corriendo escaleras arriba, cerré la puerta tras de mi una vez que entré a la casa, susurrando para mí un pequeño “Con permiso”.

   Me quedé parado a un lado de la puerta, examinándo la pequeña sala de estar: Un gran sillón, frente a éste un plasma de unas treinta y cinco pulgadas el cual se encontraba sobre una pequeña mesita y alrededor de éste habían unos cuantos retratos pequeños. Muy sencilla pero acogedora.

— Ya baja. Se durmió mientras limpiaba mi habitación —río leve mientras tomaba asiento en el sillón, yo sólo asenti, aún parado en el mismo lugar.

— ¡YeonHa! ¡Dile al idiota que suba! —gritó desde arriba, arrugue mi nariz sintiéndome un poco desanimado por la forma en que lo dijo, aparte del apodo.

— Ya la oyó, suba, su habitación es la segunda, puerta negra —habló tranquila, me sonrió y miró la tv.

— Está bien, gracias —pronuncié casi en un murmuro y caminé hasta las escaleras para luego subir éstas e ir hacia la habitación de Diane.

   Cuando llegué a su habitación toqué dos veces pero nadie contestó. Decidí esperar afuera ya que me sentía algo incómodo en casa ajena. Miré hacia la primera puerta y tras de esta salió Diane con ropa holgada y su cabello revuelto, se veía hermosa.

— ¿Qué me miras? —frunció el ceño y me empujó levemente hacia un costado para entrar a su habitación.

   No me animé a decirle que se veía hermosa así vertida, mi voz no salió, solo balbuceos tontos.

— N-no, es que- —traté de formular una excusa razonable pero no terminé de hablar ya que ella había entrado a la habitación, no hice más que seguirla hasta quedarme parado frente al umbral de la puerta.

— Pasa —habló sentándose en la cama mientras ataba su cabello en una coleta— ¿O te quedarás ahí parado? —sacudió un poco su gran polo y dejó caer sus brazos a cada lado.

— Lo siento —me disculpé susurrando y entrando a la habitación— Tienes.. Aquí —señalé mi mejilla ya que ella tenia un poco sucio en la mejilla

— Tengo.. ¿Qué? —me miró confundida, decidí acercarme para limpiar su mejilla pero antes de poder tocarla quitó mi mano de un golpe— ¿Qué haces? —preguntó sonando enojada, su ceño se frunció y sus mejillas se tiñeron de carmesí.

— T-tienes sucio en la mejilla —expliqué volviendo donde antes, ella me miró confusa y se dirigió al baño que había en su habitación, volvió con el rostro limpio.

Tú mi Julieta y yo tu Romeo - KTHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora