XVII

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Capítulo 17:
Traición en Cyril


―¡¿Qué hiciste qué?! ―La expresión de Theo estalló de manera monumental.

―Hizo un trato con ese zángano ―reafirmó Rayna, cruzada de brazos.

Genial. 

Ella estaba tan indignada que, apenas Theo nos había buscado para irnos a otro reino, había escupido todo porque encontraba mi plan demasiado arriesgado y estúpido.

Rodeé los ojos.

―¿Vas a escucharme o no?

Theo inspiró largo, intentando calmarse. Le puse cara de pocos amigos a Rayna, y ella movió los hombros con desdén.

―¿Hiciste un trato con el puto hijo de Krishna? ¿Prometiéndole sería rey dentro de un mes? ―inquirió Theo con un volumen muy bajo, como si intentara controlar una explosión.

Le dediqué una mirada cómplice.

―Algo así, pero... ―Theo soltó un gruñido potente―. Pero ―enfaticé―, tengo una estrategia.

―¿Cuál? ―preguntaron los dos al unísono.

Levanté el mentón.

―Miré a los ojos a Kaleb, a esos inquietantes ojos verdes... ―Me removí, media arrepentida de haber dicho eso―, y lo capté; no estaba siendo sincero del todo. Dijo que Krishna lo buscó, pero que se fue demasiado rápido y no pudo retenerla. ―Hice una pausa para que se lo pensaran―. ¿Quién en su sano juicio permitiría algo como eso? Es un maldito hummon fuerte, la hubiese atrapado al momento en que se le apareció frente a su nariz.

Theo tenía el rostro ensombrecido, apretaba tanto los dientes que su fuerte mandíbula palpitaba. Rayna, en cambio, empezaba a sonreír.

―No es tu maldito trabajo hacer tratos estratégicos con ese gusano amorfo ―gruñó Theo con desprecio. Aun así, noté que analizaba mejor la situación.

―¿Vas a traicionarlo? ―Rayna se cruzó de brazos y caminó alrededor mío, gratamente sorprendida―. Estoy orgullosa, majestad. ―Alucinaba con eso.

Exhalé brusco. De todas las palabras, traicionar era la que menos me gustaba.

―Él me mintió primero. Simplemente fingí caer en su juego, pero no es así ―me defendí—. Probablemente la dejó ir porque le cuesta enfrentarse a su madre, pero no hay excusas. Y si Krishna lo buscó, debe ser porque todavía lo estima. Podemos usar eso, provocarla y sacarla de su escondite.

Theo me escrutó en silencio, demasiado ocupado dentro de su mente analítica y profesional, calculando.

―Hablaré con las personas necesarias del Consejo para que le hagan creer que será rey pronto. Les expondré mi plan. Kaleb sabe cosas de Krishna y tenemos que obtener esa información ―agregué con más seguridad.

―El tipo es un patético imbécil, pero no se veía nada tonto ―repuso Rayna.

―Entonces haremos que el plan sea convincente ―respondió Theo.

Mis cejas se alzaron, luego le sonreí.

―Esa es la actitud ―medio bromeé.

Theo, otra vez cambiando su humor de manera fugaz, me guiñó el ojo. 

Madre mía. Nunca sería resistente ante esos guiños.

Rayna soltó una carcajada desdeñosa.

―Va a tildar de traidores a la monarquía de Atanea, de pocos serios y mentirosos.

Princesa de sangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora