Capítulo 30 [5/5]: La que siempre llora

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Al despertar todo estaba oscuro, completamente oscuro.

—Devuélvemela— se escuchaba en el eco del lugar.

Me puse rápido de pie y empecé a ver a mi alrededor.

—No entiendo nada— alcé la voz y el eco lo hacia resonar una y otra vez.

Sentí una mano en mi hombro y me di la vuelta.
Era aquella mujer de mi sueño, pero esta vez me miraba directamente a los ojos. Tomaba mi mejilla delicadamente mientras corría una lagrima por su mejilla.

—No te volveré a dejar— me dijo mientras acariciaba mi mejilla suavemente.

—¿Quién eres?— pregunté nerviosa.

Su rostro cambió a decepción y sus ojos se pusieron llorosos hasta que se desvaneció. Me di la vuelta y la vi a lo lejos sentada en el piso.
Me acerqué corriendo y observé toda la escena.

—No me la puedes quitar— grita sollozando.

—Entiende que no estás
bien, le terminarás haciendo daño— exclama otra mujer, pero no vi quien era.

—Ella no es nada tuyo, ella es mía, lo único que me queda— cubre su rostro con sus manos.

—Lo siento tanto— dice la otra mujer para después desaparecer.

Me acerqué a la mujer y vi como miraba una foto, era una foto de la pequeña y linda bebé que tenía en brazos en mi otro sueño.

—Te juro que volveremos a estar juntas— besó la foto tiernamente y la puso en su pecho para seguir llorando.

—Stephanie—

Desperté de un brinco y vi a Ben a mi lado.

—Tranquila, soy yo—

—Ya me di cuenta— dije nerviosa.

—¿Otro mal sueño?—

Si, no dejaba de soñar con esta mujer, pero nunca la había visto en mi vida, nunca.

—Si— musité. —No dejó de soñar con esa mujer—

—¿Mujer?—

—Si, la primera vez fue cuando te quedaste, al principio era una señora dulce y linda, y ahora se convirtió en una que solo sufre— me dió tristeza recordarlo.

Me abrazó fuertemente y yo lo tomé con fuerza.
Después de todo eso fuimos a la escuela.

—Alumnos, de tarea quiero que traigan recuerdos de su infancia y que cuenten su vida, sus momentos más emotivos, importantes, tristes, etc. La calificación de ese trabajo será su calificación final, así que espero que se esfuercen—

Bueno, lo más triste de mi vida fue la muerte de mi papá y lo más emotivo... No lo sé.
Todos estaban emocionados por el baile, solo faltaban unas horas para estar con Ben toda la noche.
La siguiente clase era con un nuevo maestro que era Psicólogo, a mi me emocionaba porque siempre me han gustado ese tipo de temas.
Me dirigí a su clase y tomamos asiento.

—Buenos días alumnos, soy el profesor García, y para nuestra primera clase me gustaría saber que tanto saben sobre este tema de la psicología—

Algunos alumnos participaron pero uno en particular me llamó mucho la atención.
Dijo que tenía una hermana, pero no lo sabía, empezó a tener señales mientras dormía y ahí lo descubrió.

—Eso es muy común, son recuerdos que nosotros no teníamos idea de que teníamos y nuestro cerebro nos da señales de vida para algo que marcará nuestra vida por completo—

Eso no lo entendía, todos soñaban con sus hermanas y yo con una pobre señora que siempre llora.
Decidí levantar mi mano.

—Dígame señorita— me apunta.

—Bueno, he tenido 2 sueños donde sale una señora llorando por un bebé, ¿eso es normal?— alzo una ceja.

—Disculpe, ¿a que se refiere?— preguntó confundido.

—Como escuchó, la señora dice que le devuelvan a su bebé porque es lo único que tiene—

—Bueno, eso es en este caso algo que tu cerebro vió como un recuerdo, seguramente fue una historia que tu propio cerebro inventó, miró en alguna publicación o en la televisión— sugirió. —Yo tuve una paciente con problemas parecidos, estaba muy dañada—

Todos se sorprendieron y yo solo ponía atención a sus palabras para entender lo que me pasaba.

—Discúlpame, ¿como te llamas?—

—Stephanie—

Me miró sorprendido como si me conociera de alguna parte, ¿acaso todos aquí están locos?

—Sigamos con la clase— dijo nervioso.

Ninguno de nosotros entendía, pero le seguimos la corriente y empezamos a hacer lo que decía el pizarrón.

Era hora de descanso y me dirigí rápido al baño. Al salir escuché como alguien hablaba en el pasillo, no suelo ser chismosa, pero parecía sospechoso.

—Te juro que es cierto, yo nunca te mentiría con algo así— me asomé un poco y miré al profesor García hablando por teléfono, enserio era raro.

—Compruébalo tu misma—

Salí del baño para hacer ruido apropósito y al escucharme se asustó.

—¿Qué hace profesor?—

—Stephanie...— colgó con rapidez. —Hablaba con mi esposa—

—¿Todo bien?— me preocupé.

—Claro que si, solo que mis hijos están en la adolescencia y piensa que se están volviendo locos, pero gracias por preocuparte— me sonríe.

—Que bueno que esté bien, lo veo luego— me di la vuelta y me dirigí a la cafetería.

Bueno, al parecer si es normal.

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