Llegada a Hanoi

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"Es muy extraño ver a un joven de tal belleza por las ásperas tierras de Hanoi". Se decía por ahí siempre que se veía pasar aquel carro.

Un par de ojos color verde, raros y exóticos, para esas tierras, se dejaban ver a través de los gruesos barrotes de aquellas caravanas de muerte. El joven dueño de aquella mirada guardaba silencio, siendo testigo mudo del próximo destino en la que sus amos lo habían llevado. Cinco años de viaje y cautiverio habían hecho en él una persona sin un sentido de vivir, esperando que la invendible y poderosa, pero no obstante bella dama llamada muerte, se atreviera a tocar sus labios con los suyos. 

Aun tenía en mente el día cuando aquella carroza de esclavos llegó a las puertas de su antiguo hogar, sus padres no dudaron a cambiarlo por 20 monedas de plata en el instante en que el carro se detuvo al frente de la más "modesta", por no decir destruida, casa y le dieran tan jugosa oferta por él. La pobreza y necesitad fueron mucho más grandes que aquel cariño que aquel par de adultos decían tener por él, como para desterrarlo de un hogar, a los 10 años de edad.

Rápidamente vio cómo su vida fue cambiada y su tierna infancia había acabado. Tuvieron que pasar 5 años en medio de aquel infierno siendo testigo silenciosos de las actividades de aquellos mercantes. Vidas cambiadas por plata, gritos y llantos de familias separadas, jóvenes que se veían despojados de todo por hombres crueles siendo arrastrados por sus nuevos amos, mientas él aun era conservado sin que supiera su propósito de mantenerlo ahí. 

Lentamente iba perdiendo sentido de la vida para él viendo un mundo de oscuridad y desolador,si no fuera por la única excepción de algo, una pequeña pero no insignificante razón, por la que aun mantenía cuerpo a pesar del despojo que era.

Nunca logró tener un lazo demasiado fuerte con los demás esclavos, de todos modos, siempre terminaban siendo vendidos a la semana y mes, como para que puede tener algún cariño por alguna alma. Y aquellos con quien le tomaban cariño, desaparecían como la brisa de verano; sin embargo aun cuando estos lo dejaban, en su mente mantenía viva sus voces por medio de pequeñas narrativas que algunas veces le compartían y él las resguardaba en su mente.

Y ahora, luego de 5 años de viaje, se encontraba en la capital de la provincia de Vrains, la famosa y exquisita ciudad de Hanoi, Centro económico de toda la región en la que era comúnmente el punto de reunión de los grandes negocios, como también  político donde la familia gobernante residía. Desde los espacios de las rejas veía a la gente cruzas a un lado, mientras se hacía a un lado dejando pasar a sus amos con sus carros, donde momentos antes habían preguntado  el área para la venta de esclavos. 

El grito de las personas ofertando las mercancías, el chasquidos de las bolsas de dinero así como de los animales acompañados de los gritos de cada hombre o mujer que buscaba lo que necesitaban para regresar a sus respectivos lugares de origen, hacían una vista un tanto maravillosa para aquellos que no estaban acostumbrados. La vida diaria de un comenrciante en Vrains era acarreada.

El olor de  las especias y comida hacían enloquecer a todos los prisioneros de la caravana quienes gritaban que les dejasen en libertad. Estos respondieron con latigazos contra las rejas, calmando la breve conmoción. Las personas al interior no querían saber lo que les deparaba el destino, sin embargo aquellos fantásticos aromas solo era la perdición para algunos y la despedida para otros.

"Que ilusos" piensa sin mutarse de su rincón el joven de ojos verdes. No tenia ganas de moverse, después de todo estos años  habían hecho memorizar las jugadas de sus captores, como también las reglas impuestas para él.

Sus amos no le permitían que asomara la cabeza y siempre lo mantenían envuelto con más las correosas prendas de pies a cabeza. No tenía idea que podía tener en especial un chico como él, de todos modos nunca le era permitido verse, ni en el reflejo y lo último que recuerda de él era un niño escuálido sucio por el hollín y la tierra.

La carroza se detiene al centro del mercado. Se escucha el ruido de los comerciantes así como de la gente que ese día serían comercializada. Quejas y gritos por parte de la caravana era lo de siempre cuando el par de puertas de la celda se abrían y sacan a los selecionados, sin embargo algo cambió cuando siente una mano tocar su hombro, sacándolo de su lugar al exterior.

-vamos pequeño pajarito, hoy es tu gran día.-le atán manos al frente con una cuerda empujándolo con el resto de personas.

-pórtense bien y probablemente tengan un buen amo que los trate bien- dice uno de ellos.-que todo el poderoso decida su destino.

Comienza con la venta, la primera de ellos, había sido una joven no más a 15 año, que fue vendida a 100 monedas de plata por un hombre que le doblaba la edad, el siguiente un hombre traído del norte de la región por un par de soldados que murmuraban que sería un excelente eunuco. Lentamente iban desapareciendo las personas, mientras el joven miraba como era dejado al último. Cuando la última persona fue vendida, los hombres tomaron al último de sus mercancías poniéndolo al frente de todo el público.

Uno de los esclavistas sostenía al joven de los hombros, le libera de las manos, mientras el otro comenzaba a desvestirle. Cuando la última prensa cayo al suelo, la gente a su alrededor miraban asombrada ver aquellas pálidas pieles en excelente armonía con los azules cabellos y esos ojos verdes

-Traído desde las remotas tierras de Vrains, el día de hoy venimos ofreciendo a esta belleza.- los murmullos aumentaron.- no tienen que preocuparse, además de ser joven y hermoso, nadie se ha atrevido a tocarlo.

Aquello último llamó la atención de todos los presentes que no perderían la oportunidad de obtener un esclavo virgen. Las ofertas comenzaron con 200 monedas de plata y en aumento. Mientras tanto el joven manteniendo la mirada en algún punto, su mente viaja en alguno de los mundos que había escuchado. Siempre lo hacia para pasar rápido el tiempo, sin tener que ver el rostro del que sería su siguiente dueño.

De otro lado de la calle, un gran carruaje se detiene al frente del modesto puesto, escuchaba con mucho interés la descripción del joven que ofertaban, una de la persona al interior del carro escuchó con suma atención hizo detener el carro mientras ordena a su acompañante algo, este asiente saliendo del carro, camina hacia el puesto de esclavos, ignorando las ofertas que lanzaban por el joven que ofrecían.

Los esclavistas continuaban gritando las ofertas por el joven, que ahora mismo iba llevaban más de 1000 monedas de plata. la competencia estaba entre dos hombres ancianos que no quwrían perder la oportunidad de tomar tal belleza del joven.

-500 monedas de oro- Grito la voz desde el fondo de la subasta. 

Los esclavistas intercambiaron miradas, y rápidamente aceptaron la oferta. Era por esa clase de ofertas que siempre dejaban las joyas para las grandes ciudades, siempre lograban buenas ganancias. y esta había sido mucho mejor de la que esperaban por el joven.

Continuara...

Cuentos de VrainsWhere stories live. Discover now