Epílogo: Nosotros

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El ascensor iba lleno, rebasando su aforo y provocando más de un incómodo roce de hombros y codos entre los que viajaban en la caja metálica.

A Jimin le aburría la monotonía de su trabajo, con solo ver el negro y blanco en cada una de las personas que viajaban con él, le hacía pensar en qué momento de su vida había llegado convertirse en una persona más del montón, parte del opresivo sistema laboral de la colosal ciudad de Seúl.

Con sus dedos moviéndose inquietos dentro de los bolsillos de su pantalón negro pulcro y planchado, mira al techo del ascensor, hacia la escapilla específicamente recordando la escena de Toy Story en la que los juguetes luchaban sobre un aparato similar. Se aseguró de no sonreír ante el infantil recuerdo, en ese lugar el que sonríe a la nada es demente y ya no quería atraer más miradas curiosas sobre él.

Suficiente tiene con que lo miren extrañado por el rojo intenso de su cabello y el aro color plata en su anular derecho.
"Es del área de informática, esos chicos son raritos, siendo sincera, él es el más decente que he visto ahí" "Es guapo, pero ese anillo en su mano...es extraño"
Sí, Jimin es alguien muy extraño, no porque se niegue a llevar el cabello color negro o porque pasé doce horas del día frente a un ordenador, ni siquiera porque lleve un anillo de compromiso en su dedo cuando siempre dice ser soltero.

Jimin es extraño porque es tan simple como los demás, como todos los que trabajan en ese lugar, pero se niega a ello. Es alguien común que continúa haciendo cosas poco comunes tratando de llenar ese vacío que alguien dejó hace diez años.

Pero eso nadie lo sabe, por supuesto que no, si todo comenzó con ese objetivo, ser lo más discretos posibles.

El ascensor se detiene en el piso número veinte, ese es su destino,  avanza unos pasos y cuando sale del ascensor suspira profundamente, tratando de volver al mundo real y no seguir divagando en sus recuerdos con un amor juvenil.

Sus pasos resuenan en el blanco y pulcro piso en su camino hasta su área de trabajo.
Su oficina es la más grande del piso y no es de esperarse menos del jefe de área.

No va a negar que le ha ido bien todos esos años, los supo sobrellevar muy bien, terminó su carrera y consiguió trabajo muy rápido en una gran empresa, pero esos últimos meses se siente vacío, como si la tristeza que trató de ocultar luego de su partida fuera creciendo y cual bola de nieve que baja la colina, colisionó de plano contra él llevándolo aún más cuesta abajo.

De repente su teléfono suena despertandolo de letargo y sacándole la primera sonrisa sincera del día.

—Hello darling —pronuncia en un inexperto inglés una vez acepta la llamada.

—Hi mochi

—Ah, eres tú

—Gracias por lo que me toca —responden del otro lado de la línea, Jimin ríe y se acomoda en su mullida silla, va a ser una conversación larga.

—Yo esperaba escuchar a mi sobrina, pero cuéntame Tae, ¿qué tal sus vacaciones?

—Maravillosas, ahora mismo Hoseok está con Aileen, ambos están jugando en la piscina.

La emoción es notable en la voz de su amigo, puede asegurar que la sonrisa rectangular está bien plasmada en su rostro y eso le hace sonreír aún más, pero de nostalgia. Lo extraña mucho.

—Me alegro mucho.

—Tienes que venir, Jimin.

—Ya hablamos de esto Taehyung, tengo cosas que hacer acá.

Puede imaginar a Taehyung rodar los ojos y se prepara para la charla que sostienen cada vez que ese tema es tocado. Los últimos meses han sido insoportables para Jimin y se lo ha contado a su mejor amigo, todo a través de una línea a larga distancia, él solo quería ser escuchado y sacar todo lo que guardaba sin una retroalimentación.

Yoongi O Yoonji (Yoonmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora