U N O

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Being this lonely isn't happy
being this lonely isn't cute
being this lonely isn't...

Rápidamente borró y arrugó aquel papel, lo que la psicóloga había ofrecido como ayuda no servía, escribir no le servía, no le servía porque no llegaba a ningún lado, el amargo sabor de las palabras no dichas seguía en su garganta y el nudo en su estómago se hacía cada vez más fuerte, no le servía ahora y no le serviría nunca, pero nadie veía eso, ni si quiera sus padres.

Se empujó suavemente contra su escritorio, girando sobre su propio eje, suspiró y miró su reloj de pared, mientras más tiempo pasaba más atrapado se sentía ¿no podría tener al menos algún día en paz?. Se levantó y se estiró, su familia no estaba, eso era obvio, la paz reinaba sobre su hogar, quería irse antes de que esta se esfumara. Y así hizo, tomó todo lo que necesitaba y lo puso en su pequeña mochila, se puso su buzo, tomó sus llaves y salió sin siquiera molestarse por dejar una nota, sabría que sus padres ni se darían cuenta de su ausencia, ya era común, ellos no preguntaban y él no tenía que explicar.
Ese día no había sol, pero eso le gustaba, no se tenía que preocupar por la sensibilidad de su piel. Caminó y caminó, no tenía donde ir, tampoco lo recibirían en algún lado, las familias de sus amigos no lo querían cerca y en cierta parte las entendía, nadie querría que su hijo tuviera junta con un pobre diablo.

Llegó a su lugar, era una casa abandonada, la había descubierto una de las tantas tardes de otoño en las que vagaba por las afueras de la ciudad, no era un lugar oculto ni nada por el estilo, pero nadie se acercaba a esos lugares. Pasó su mochila por la ventana y la dejo en el suelo lo más suave que pudo, luego, él se subió y se adentró por la misma. Una vez dentro, sonrió, no haría nada extraño, no le gustaban las drogas y el alcohol no era su mayor atracción, le gustaba la tranquilidad, aquella tranquilidad que era muy parecida a la que tenía en su casa cuando no había nadie más que él. Se sentó justo debajo del marco de la ventana y abrió su mochila, cruzó sus piernas y sacó uno de sus Snickers, le quitó el envoltorio y procedió a devorarlo, mientras que en una mano tenía aquella pequeña barra dulce, con la otra sacó su teléfono y puso música.
Inhaló profundamente la paz del ambiente, ojalá su vida fuera siempre así, sin nadie que lo molestara, ni con preocupaciones que lo estuvieran abrumando a toda hora. Dobló el papel de la golosina que había comido y la guardó en su mochila nuevamente, miró la hora, era muy temprano aún, pero ya se había aburrido, extrañaba tener amigos... extrañaba tener vida. Soltó el aire que no sabía que tenía retenido, intentando retener aquellas lágrimas rebeldes que querían salir, pero obviamente no hubo caso, las lágrimas salieron y no le quedó de otra que aceptarlas. Sabía que este momento llegaría, no podía hacer nada, era obvio, cualquier persona que fuera privada de algo tan básico como el contacto humano tendría consecuencias. Sonrió entre sus sollozos, recordando lo que sus amigos solían decirle, nunca pensó que todo terminaría así, él no tenía la culpa de la vida que le tocó y tampoco tenía la culpa de la ignorancia que tenía ciegos a los padres de sus amigos. Sin tan solo pudiera... explicarles la situación... todo sería más fácil.

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⏰ Last updated: Mar 11, 2020 ⏰

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