Los dementores —del latín dēmēns (en español, estar demente)— son espectros malvados y fantasmales[6] que "están entre las criaturas más nauseabundas del mundo": una especie fantasmal con aspecto de "La Muerte" o "La Parca" que gradualmente privan las mentes humanas de inteligencia. Son los guardias de la prisión mágica Azkaban, hasta después del regreso de Voldemort.
En los libros, los dementores tienen una forma generalmente humana, de aproximadamente tres metros de altura, cubiertos con oscuros mantos encapuchados que sólo revelan sus manos de apariencia momificada o necrofada. Bajo el manto, los dementores no tienen ojos, y la única característica notable es su respiración aspirada constante, a través de la cual se alimentan de la felicidad y de los recuerdos alegres, dejando solo la tristeza y la desolación.
De acuerdo con la autora, los dementores crecen como hongos en lugares húmedos y oscuros, creando una densa niebla fría. Aunque se supone que son conscientes, esto no queda del todo claro. La presencia de un dementor hace que la atmósfera circundante se enfríe y oscurezca, y los efectos son acumulativos con el número de dementores presentes. La culminación de su poder es el 'beso del dementor', en el que el dementor engancha su boca a los labios de la víctima y consume su psique, probablemente para dejar a la víctima en un estado vegetativo. Los dementores son invisibles para los muggles, pero los afectan de igual manera.
A pesar de su apego a las emociones humanas, los dementores parecen tener dificultad distinguiendo un humano de otro, como se demuestra con el escape de Barty Crouch, Jr. de Azkaban, donde no pudieron detectar diferencia emocional entre Crouch y su madre. Su sensibilidad parece menos precisa en proporción a la complejidad de las emociones; esta debilidad en particular le permitió a Sirius Black, un animago, escapar de Azkaban convirtiéndose en un perro. El método principal contra ellos es el encantamiento Patronus, que protege al que lo conjura y repele a los dementores. El chocolate es un primer auxilio efectivo contra casos de contacto leve.
Harry se encuentra por primera vez con un dementor durante su tercer año escolar, cuando son enviados a vigilar Hogwarts en busca de Sirius Black. Habiendo recordado el asesinato de sus padres gracias a la presencia de estas criaturas, Harry le pide ayuda a Remus Lupin, y así aprende a hacer el encantamiento Patronus. Al final de la Orden del Fénix, los dementores de Azkaban efectuaron una revuelta masiva contra sus empleadores para unirse a Voldemort, que les permitía acceso casi libre a las víctimas. En las Reliquias de la Muerte, el Ministerio, bajo el control de Voldemort, usa a los dementores para castigar a los nacidos de muggles. Los dementores también toman partido con Voldemort durante la Batalla de Hogwarts. Luego del nombramiento de Kingsley Shacklebolt como Ministro de Magia, los dementores son retirados de Azkaban, y el Ministerio los contiene limitando sus números.
Rowling, por su cuenta, creó a los dementores luego de un tiempo en el que ella, en sus propias palabras, "estaba deprimida clínicamente". Por lo tanto, los dementores pueden verse como una metáfora para la depresión.
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