ʙᴀᴅ ʙᴏʏ [ jαsσn p. tσdd х σc ]

[ 𝕋𝔼ℕ ]

·ｕｎｐｌｅａｓａｎｔ ｄｅｃｉｓｉｏｎｓ·

Me sequé las lágrimas y, de reojo, pude ver a Jason dejándome una vaso de agua y una pastilla para el dolor de cabeza que me causaba estar pegada a un libro sin poder despegar la vista ni un segundo. Le sonreí como pude y él me besó la cabeza.

Se dirigió unos pasos frente a la mesa donde yo estaba y revisó el abecedario que tenía escrito en una de las dos pizarras blancas que había hecho con magia hacía media hora.

—Tengo la primera frase —informó Tim captando la atención de todos.

Cogí el vaso y la pastillas y me la tomé en un pestañeo.

Jadéme ne zap, esa era la primer frase.

— ¿Y bien? —preguntó Bruce entrando en escena con Dominica detrás.

Les miré durante unos segundos y volví a Tim, escribía en la pizarra vacía.

— ¿Déjame en paz? —preguntó Dick al leer la pizarra.

—Vanesa y Cassie discutían —aclaró Sarah—. Por lo que vimos, Vanessa intentaba forzar a Cassie a hacer algo.

— ¿Cuál es la siguiente frase? —preguntó Bruce sentándose en el sillón que estaba a mi lado, Dominica se sentó en el apoyabrazos del sillón.

—Chaescúme reodej, ¿no ol enerdesti? —leyó Damian de la libreta.

— ¿Solo habéis conseguido descifrar una frase? —preguntó Dominica alarmada. La comprendo, llevamos aquí media hora y, supuestamente, tenemos a los mejores detectives del mundo pero estoy muy cansada y jodida como para que venga a reclamar cuando ni ella ni Bruce han hecho ni en huevo.

—Mientras yo busco un hechizo para ordenar las palabras, los demás hacen lo que pueden —les defendí sintiendo una punzada en la cabeza al empezar a elevar la voz—, no todos hemos podido echar uno rápido o dormir.

—Perdón —se disculpó y no lo voy a ocultar o negar, me ha sorprendido—. No quería sonar grosera, sé que os estáis esforzando muchísimo.

No, en serio, ¿quién es esta y qué ha hecho con Dominica? 

— ¿No hay algún hechizo para ordenar que pueda servirnos con esto? —preguntó Dick frustrado por no encontrarle sentido a su frase.

—Los hechizos son muy concretos, no nos serviría cualquier hechizo de ordenar habitaciones o personas —negó Sarah.

Suspiré y me sobé los ojos, me escocían. Volví al libro, no encontraba nada.

—Tengo la segunda —habló Damian—, dice así: "Escúchame, joder, ¿no lo entiendes?"

Oí los tacones de Dominica llegar hasta mi y sentarse a mi lado.

—El hechizo que buscas no va a estar ahí —la miré alzando una ceja.