Capítulo 7

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O los peligros del leopardo de Amur...




«Oh Arif, ¿en dónde rayos te metiste? »

Jessie se preguntaba eso mismo, una y otra vez, mientras seguía a Sawyer a través del estrecho callejón oscuro. Había caído la noche, estaban en un pueblo de tamaño mediano llamado Rough Valley al noroeste de Paradise City, un lugar en el que no había ningún reclamo de clanes pero sí muchos tipos de cambiantes. Eso era lo de menos, aquello por lo que su loba estaba encrespada era el intenso olor a alcohol que sentía más y más con cada paso que daba. Alcohol y otras cosas... Como el salvaje aroma a manzanilla y menta de Sawyer.

Bien, eso debía ignorarlo, pero era una tarea difícil, mucho más que resistirse a la tentación de un trago.

—Ahora escucha —Sawyer murmuró—. Un lobo, coyote, zorro o cualquier cambiante que no sea felino tiene que ser acompañado por uno para poder entrar. —El hombre giró, sus ojos grises fueron un inquietante destello en medio de la oscuridad—. Este lugar es exclusivo para felinos, así que dejame hablar a mí hasta que estemos adentro, ¿de acuerdo?

Sawyer ladeó el rostro, pasaron los segundos, y una sonrisa tiró suavemente de sus labios.

—¿Jessie?

Ella regresó a la realidad.

—Sí, es buen plan.

—Perfecto.

Sawyer dio un medio giro y se detuvo contra una puerta de metal cromado, había una pantalla táctil y una bocina.

Contraseña —ordenó una voz mecánica.

Sawyer se inclinó hacia la bocina.

Los felinos mandan.

Jessie rodó los ojos.

—¿En serio?

—Shhh...

Contraseña aceptada.

La puerta se abrió por sí sola, deslizándose hacia la derecha, Sawyer le hizo un ademán para que le siguiera. Caminaron por un pasillo corto, las paredes y el suelo recubiertos por alfombras rojas le daban un aspecto macabro, las luces blancas en el techo menguaban el impacto del color. La puerta volvió a cerrarse detrás, y Jessie se dio cuenta de los dos enormes sujetos que custodiaban otra entrada del mismo tipo.

—Osos... —murmuró alarmada, no se llevaba bien con esos cambiantes.

Casi, son leones, igual de peligrosos. No digas nada.

Fue inesperado el fuerte agarre sobre su mano, Jessie quiso reaccionar como de costumbre para evitar que ese agradable calor barriera a través de su cuerpo, sin embargo, enderezó su postura cuando uno de los dos leones le miró. Tan diferentes como el día y la noche, tan altos como Sawyer pero mucho más corpulentos e intimidantes, sí, eran imponentes.

Jessie solo había conocido a un macho león, en circunstancias diferentes, un tipo delincuente que fue prisionero del clan, pero ese león no tenía la mirada tan dura como estos dos ni ese porte protector, más bien, lo que sus cuerpos expresaban eran la clara a advertencia de No te metas conmigo o te haré sufrir.

Buenas noches señor Arwall —saludó el león rubio de la izquierda, su tono se oyó más suave de lo que habría esperado—. Bienvenido.

Ámame [Serie Moon Fighters 5]Where stories live. Discover now