1No puede apartar la mirada. No entiende cómo alguien sí podría.
Tiene la absurda impresión de que sus ojos jamás han presencia nada tan maravilloso.
Scorpius se está riendo sobre la escoba, tambaleándose, requiere de un esfuerzo extra el mantener el equilibrio, frente a las bludgers arrojadas por los Weasley sin piedad alguna. Ellos también disfrutan del juego; de forma vaga, llega a pensar que es bueno que lo hayan aceptado. Pero en verdad no puede lograr que le importe su familia.
No en ese momento.
Sabe que Rose fue convencida por sus primos para unirse, pese a sus reticencias usuales; lleva un bate de Golpeador. James carga el otro. Fred II da vueltas por alguna parte, como Buscador, y ni siquiera puede fingir que ha prestado la suficiente atención como para recordar quiénes son los Cazadores. Scorpius es el Guardián, porque hubo un acuerdo general entre la tercera generación de Weasley, de tratarlo como si no supiese jugar. Albus lo considera absurdo.
En cada balanceo que da sobre la escoba, frente al aro, una débil brisa le sacude el cabello rubio platinado. Su vestimenta no puede desentonar más con el juego, las mejillas arreboladas delatan las primeras consecuencias de una hora completa de partido. Sonríe. El agarre en sus manos sobre el mango de la escoba vacila cada vez que una Quaffle tiene la ocasión de pasar la línea defensiva de los Cazadores, la mayor parte de su peso concentrado en las piernas, cerradas sobre el trozo de madera mágica, como si fuese a salvarle la vida durante una caída. Es más que probable que sí.
De pronto, todo es caos y movimiento. Las bludgers vuelan, las Quaffles se pierden de vista, ¿era aquella la snitch?
Sus primos se gritan indicaciones, algunos improperios que serían motivo de castigo, si su madre y la tía Hermione no estuvieran dentro, con el resto de los adultos.
Aparta la mirada durante una fracción de segundo, y al volver a fijarse, ya han ganado.
Los chicos se reúnen en el suelo, Scorpius lleva la última Quaffle del partido, todavía entre las manos. Albus tiene esta sensación inevitable, inexplicable, de que podría vivir el resto de sus días de la carcajada que su mejor amigo suelta cuando es capturado por el abrazo de los entusiastas James y Fred II, que casi lo tiran de la escoba una vez que desciende lo suficiente. La Quaffle se le resbala y se aleja, ninguno lo nota. O no les interesa.
Rose es animada por las demás chicas Weasley, espectadoras en su mayoría, recibe empujones débiles para acercarse a él. Cuando le da un beso en la mejilla, hay un algo que se retuerce y quema dentro de Albus.
Luego se da cuenta de lo estúpido que fue, lo tonto que se comporta, porque cuando Scorpius barre el patio de La Madriguera con la mirada, es a él a quien busca, y al apartarse del resto, es sobre Albus sobre quien se abalanza, derribándolo contra el césped en un abrazo al que no puede (ni quiere) oponer resistencia.
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Momentos
FanfictionAlbus está experimentando uno de esos momentos donde te das cuenta de que te has enamorado de alguien. Scorpius también. Y deberían hablarlo, al menos una vez. Fanfiction slash del universo de Harry Potter. Scorbus, ignorando con maestría cualquier...