El azabache miraba distraído los escaparates de la avenida, evitando las miradas curiosas de la gente. Caminaba tan rápido y estaba tan concentrado en no ser visto que notó la ausencia de su compañera a casi una manzana de distancia.
—¿qué diablos te pasa, ____?—Dabi se acercó preocupado a la chica—. No vuelvas a quedarte atrás, podría pasarte algo y...—
El chico calló al ver cómo la castaña se encontraba hipnotizada viendo los múltiples animalitos en la vidriera de la tienda de mascotas.
—Siempre... Siempre quise tener un hámster.—
—... ¿pero?—
—Mamá creía que sería peligroso por, ya sabes, mi don de fuego y mi... Problema de contención.—
El rostro de la chica se veía triste, por lo que Dabi suspiró levemente.
—¿quieres entrar y verlos de cerca?—
____ miró de inmediato a Dabi, sus ojos brillaban de emoción.
Sin perder más tiempo, ____ entró a la tienda. Recorría todo el lugar con la mirada, enfocándose finalmente en la gran jaula de hámsters.
—¡son adorables!—exclamó la joven pirómana acariciando suavemente a uno de los animales.
Cuando el pequeño hámster se echó panza arriba, dejándose acariciar aún más por la chica, Dabi no pudo evitar sonreír de ternura. Nunca había visto a ____ tan feliz y definitivamente una sonrisa de alegría en su rostro la hacía ver mucho más hermosa que de costumbre.
—Veo que hizo un amiguito.—el vendedor de la tienda se acercó sonriente al par de jóvenes—. ¿desea comprarlo?—
—Oh... Es que no traje dinero.—
La sonrisa del hombre fue reemplazada por una mueca molesta.
—Si no van a comprar nada, voy a pedirles que se retiren.—
Dabi miró molesto al hombre, no había necesidad de ser tan imbécil. De no ser porque era una tienda de mascotas, quemaría todo el lugar solo por gusto, pero carbonizar animales no era algo que le hiciera gracia. ____ salió del local primero, comenzando a alejarse cabizbaja.
—Tardaste mucho.—soltó la chica aún triste.
—Si, bueno... Me distraje viendo los canarios.—Dabi sonrió levemente—. Volvamos al escondite.—
°•°
Al llegar, ____ se sentó desganada en la barra, apoyando la cabeza sobre la misma.
—¿qué le hiciste?—Kurogiri miró molesto a Dabi al ver a la chica en ese estado.
—¿yo? Nada.—se defendió de inmediato el joven.
—Solo... Quería un hámster.—____ suspiró con tristeza.
—Bueno...—Dabi se sentó a su lado—. Tus deseos son órdenes, linda.—
El chico metió la mano en el bolsillo de su chaqueta, sacando de inmediato al pequeño hámster que la chica había acariciado en la tienda.
—Pero ¿cómo...?—
—Mientras tú salías de la tienda, aproveché la distracción del imbécil que nos echó para tomar a este pequeñin.—la chica sonrió emocionada mientras tomaba al animalito en sus manos.
—Robaste un hámster por mi...—Dabi sonrió de lado mientras acomodaba un mechón de cabello rebelde de la chica detrás de su oreja.
—Robaría un zoológico entero con tal de que seas feliz.—
Tomándolo por sorpresa, ____se acercó rápidamente a Dabi y plantó un fugaz beso en la comisura de sus labios.
—Gracias...—
—Si vas a darme un beso así por cada hámster que te traigo... Mañana robaré cientos para ti.—
La chica sonrió tiernamente, haciendo que el duro corazón de Dabi latiera cada vez más.
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