4. You're the best thing that's ever been mine

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23 de junio 2018

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23 de junio 2018

Suspiré por décima vez mientras desde un deprimente rincón veía a Hiroaki hablando con Mike, más bien suplicando por su perdón. Había asistido a la fiesta con la esperanza de olvidar el desastre que había armado el martes en mi oficina, creyendo que las cosas entre Hiroaki y Mike habían acabado tan mal que ni siquiera asistirían. Bueno, me equivoqué.

Hiroaki y Mike ya habían llegado y cuando el novio de mi mejor amigo me vio, la frágil armonía que los envolvía, se disolvió. Mike comenzó a reclamarle cosas a Hiroaki y luego a Billy por haberme invitado. Estuve a punto de irme, pero Lizzie se acercó con mi trago y una sonrisa entusiasta; horas atrás se había ofrecido a pagar el taxi y me había convencido de que debía encontrar distracción esta noche, pero mis ojos no se despegaban de mi mejor amigo.

—¿Qué dicen los carteles? —preguntó situándose frente a mí y señalándome el cartel detrás de mí.

—Están en chino —comenté dando un sorbo a mi cerveza.

—¿Y?

La observé con diversión.

—Que sea japonesa no quiere decir que sepa hablar todos los idiomas de Asia —aclaré con una sonrisa y asintió—. Hoy parecías un poco entusiasta con algo que querías contarme —recordé logrando que sonriera en grande—, ¿qué era?

Observó a los lados antes de acercarse para confiarme el gran suceso que esa mañana la tenía irradiando felicidad.

—Me acosté con Alan.

—¡Oh, por Dios! —exclamé haciendo que ella me chistara mientras yo me reía a carcajadas—. ¡Lo hiciste, maldita!

—Baja la voz —pidió avergonzada y pude notar que sus mejillas se sonrojaban, era casi imperceptible por su piel morena, pero su actitud tímida la delataba—. No hagas un escándalo.

—¿Y cómo pasó?

—Ayer en la noche me quedé unas horas extras para arreglar unos desastres que hizo Sophie...

—¡Dios! ¿Cuándo van a despedirla? Solo va a llevar la empresa a la ruina —me quejé y escuché que alguien se aclaraba la garganta a mi lado. Al voltear fingí una gran sonrisa—. ¡Sophie! Hermoso vestido, deberías prestármelo en alguna ocasión —dije mientras su ceja se alzaba aun más. Finalmente levantó el mentón y se dio media vuelta para retirarse. Hice una mueca con mis labios antes de voltear a Lizzie—. Deberían despedirla —volví a decir y Lizzie rió.

—Déjala, ya le dieron el aviso de despido y la próxima semana es la última en la empresa.

—¿De verdad? —Asintió y bebí otro poco de mi cerveza—. ¿Y cómo sabes?

—Alan —respondió encogiéndose de hombros—. Como te decía, me quedé unas horas extras y estaba tan cansada que acabé dormida sobre mi escritorio. Alan vio las luces encendidas cuando estaba marchándose y se acercó a investigar, me encontró dormida y me despertó suavemente —suspiró con una gran sonrisa en su rostro—. Lo hizo con una voz suave y delicada mientras posaba su mano en mi hombro —rememoró con suma adoración—. No recuerdo exactamente qué balbuceé, pero lo hizo reír y me volvió a llamar, aunque cuando me desperté me asusté y acabé golpeándolo con una carpeta —dijo negando con la cabeza—. Me disculpé muchas veces, pero él le restó importancia y se ofreció a ayudarme para terminar más rápido. —Se apoyó en la pared tomando un poco del contenido de su vaso—. Charlamos, me invitó a salir y se ofreció a llevarme a casa. —Sus ojos se desviaron hacia un punto en la otra punta de la sala y al voltear comprobé que estaba observando al contador que era parte de nuestra conversación—. Lo invité a tomar algo en casa, una cosa llevó a la otra y acabamos haciéndolo en el sofá.

Paper ringWhere stories live. Discover now