22.- Jackson

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-Pero no es así, YuGyeom. Se supone que la leche compensa el vacío del cereal, ósea lo que falta para que el plato se llene. Tu argumento no tiene lógica.

Okay...esas eran palabras del ser más hermoso, perfecto, sexy y todo lo bello del mundo, pero esa era su manera de tomar el cereal con leche. No tenía porque pasar por su cabeza la idea de tomar en cuanta un simple procedimiento de cocina. Además, ¿qué importaba como lo sirviera?, de todos modos se lo tenía que comer.

-Cambiemos de tema... - dijo el menor rendido de tanta discusión. - mi mayor llega en unas horas y tú vas a ir conmigo a recogerlo.

-No puedo... - dijo mientras revisa la agenda del mas pequeño.

-¿Por qué?, lo que yo hago tú igual. No me vengas con cosas.

-Tengo una agenda que llenar, documentos que revisar y juntas que organizar con los socios. No puedo estarme saliendo solo porque tú... - Pero esas palabras ni siquiera fueron terminadas porque los delicados labios del más pequeño se habían estampado contra los suyos en un beso que logró callarlo por completo.

Sus ojos cerrados y su corazón eufórico.

YuGyeom sonrió entre el beso logrando que su mayor se sonrojara desde las mejillas, las orejas y el cuello. Estas cosas de los besos no eran para nada normales en su día a día.

-Yo soy tu jefe y si yo digo que nos vamos, es que nos vamos. - dijo apenas se lejos de los labios rojizos de Bambam.

Okay, eso había sido innecesario para callarlo, pero necesario para él. Esa manera tan bonita de besar no era buena para su corazón sensible y menos para coordinar sus pensamientos e ideas, que ahora estaban siendo un revoltijo.

-Sí... - atinó a decir aún con los labios del menor cerca de los suyos. Una cosa tenía que agradecer y es el echo de que el menor siempre lo besa en lugares privados, donde ningún trabajador pudiera verlos. Donde solo ellos supieran lo que pasaba.

-Muy bien, ahora ven acá, quiero seguir besándote.  - Tiró de su muñeca con algo de fuerza mientras lo lleva al sillón negro que había en su oficina y se sentaba con el mayor en sus piernas. Y sin pudor alguno, devoró la boca del más grande mientras recorría el hermoso cuerpo de Bambam con sus dedos, desde su piernas hasta su cuello sin perderse de ningun rincón de aquel precioso espacio.









-¡Te dije que llegaba a las ocho, ya ya son las diez de la noche! - Elevó el tono Jackson al darse cuenta de que su menor apenas llegaba por él. Mira que dejarlo esperando dos horas en ese aeropuerto donde todas las mujeres querían llevarlo y todos los hombres querian golpearlo. Y más peor todavía, sin contestar el maldito celular en esas dos horas.

-Lo siento, tuve una junta de última hora. - dijo recordando esa "junta" donde el tema a tratar fueron los labios de su asistente.

Vaya junta, ojala se repitiera más seguido...

-¡Oye!, deja de delirar y llévame a casa porque... - Pero antes de terminar su queja, la puerta del copiloto se abrió dejándolo ver a un chico de cabellos rubios, ojos castaños y labios grandes rojizos. El cual le sonreía ampliamente mientras hacía una reverencia.

Ahora entendía porque la tardanza...

-Bunas noches, Joven Wang. Lamento que mi jefe llegará tarde, pero usted sabe como son los socios inversionista hoy en día.

-Sí, creo saberlo... - sonrió. El menor observó la escena frente a él con el ceño fruncido y algo moviéndose en sus entrañas. Quizás era por la nieve que había comido mimutos atras.

O los malditos celos que le estaban dando por ver a Kunpie sonreír de esa manera cada que Jackson le decía algo.

Así que para dejar de "sufrir" paso por delante de ellos interrumpiendo toda plática y subiendo al auto sin ponerle atención a nadie.

Ni siquiera a Kunpie...

Fastidioso YuGyeomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora