En el turbulento reino de Isabil, la línea entre la protesta y el poder se desdibuja cuando su rey, una vez su mejor amigo, le propone un trato inimaginable: alquilar su vientre para darle un heredero al trono y, a cambio, disfrutar de la opulencia...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
*Doble agente*
Continué mis días retomando mi rutina de siempre. Estaba mejorando mucho en mis clases de etiqueta y mi vocabulario junto a Ana, pero mi corazón y mi mente seguían pendientes de mi próximo encuentro con Lucas mientras pretendía que era un día como cualquier otro.
Sabía que iba a ser peligroso verme con él cerca del palacio, pero no tenía otra salida. Adam jamás dejaría que saliera de aquí sin un guardaespaldas, sin embargo dentro del palacio tenía total libertad.
Acabada mi clase, me dirigí al jardín de la forma menos sospechosa posible. Saludé y sonreí al jardinero y algunos empleados por mi paso, me acerqué a las rejas y esperé a que Lucas se hiciera presente.
Me agarré las manos nerviosa y me aseguré que nadie a mi alrededor me estuviese vigilando. No me sentía nada bien haciendo esto, pero debía recordarme que lo hacía por mi hermano y nada más. No se trataba de ninguna conspiración.
—Qué interesante—oí una voz.
Me moví entre los arbustos hasta dar con su dueño. Su cabellera tan roja como siempre y ese rostro tan lleno de pecas como de astucia, al igual que su sonrisa.
Estaba vestido todo de negro y levantó una ceja en cuánto me vio.
—Lucas, no podemos hablar por mucho tiempo.
—Imagino que no. Mira esto—dijo sorprendido, haciendo un ademán para que observara bien el lugar—. Creo que te subestimé cuando dije que no durarías ni un día más en el calabozo. Ahora estás dentro del Palacio, sinceramente no sé cual es tu secreto.
—Lucas, oí que mi hermano se unió a tu grupo, ¿eso es cierto? —le pregunté directa, ignorando lo dicho anteriormente.
—Así es.
Mi corazón se detuvo.
—¡Debes soltarlo! —grité lo más suave que podía para que nadie además de Lucas me oyera—. No lo metas en esto, es peligroso.
Levantó las cejas indignado y luego acercó más su rostro a la reja, observándome con esos feroces y profundos ojos azules.
—¿Sabes que todos lo lugares a los que puedo ir este es el más peligroso? ¿Sabes cuánto pide el rey por mi cabeza?
<<No. La verdad no tenía ni idea>>.
—¿Por tu cabeza?
—Sí. Él me quiere tan muerto como a todos mis seguidores. Estoy arriesgando mi vida para estar aquí, hablando contigo, tal como quisiste. Y lo primero que haces es exigirme que ¿suelte a tu hermano? Me ofendes, Julie.
—Ese chico es más importante para mí que cualquier otra cosa.
—Lo sé, y lo estoy cuidando muy bien. Pero tu hermano ya no es un niño, tiene dieciocho años y puede tomar sus propias decisiones. Yo no lo obligué a entrar a azules
