VIII: Ola de calor.

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Tengo el coco, el corazón y parte del esternón inundado de recuerdos,
algunas veces este mar se mantiene en calma y no pesa en mis adentros,
otras, sube la marea y el mar se vuelve revuelto y arrasa con todos mis órganos, o sentimientos.

Tarde de otoño sentada en la penúnbra de tu umbral,
pienso en mis padres.

Salí a jugar con mis amigos al StreepPoker acabé desnuda y amordazada de por vida en la fosa común de los enfermos por locura de tus ojos.

Si quieres no me busques,
no me extrañes,
no me llames en tus gritos de ironía
y desdicha de no saber si atender al teléfono al corazón o a la razón.

He dicho y siempre diré que soy esa ola de tensión que sube por tus extremidades hasta hacerte temblar.

Para que decidas gemir de placer con otra a los días, mejor me quedo en casa. Hasta que obte por no ir a ninguna cita a no ser que no sea a ciegas, de esas en las que solo se sienten los abrazos.

Llamarlo estrés.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora