Recuerdos. Capítulo 1

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         Mi hija, Ru, así como le digo yo, no para de hacerme preguntas sobre aquel día que tanto me marcó a mi. Es ya grande y yo, aún, no he podido abrirme con ella. ¿Es extraño verdad?, ella ya entendería todo, sólo que no me gusta hablar de eso y ella lo percibe, así que evita preguntarme demasiado, aunque aveces su espíritu curioso y aventurero le gana y no deja de indagar en esa vieja historia que tanta intriga le genera.
         No olvido más un día: cuando Ru era más chica, llegó del colegio por las calles de balastro, chapoteando con sus botas de lluvia sobre los charcos que había dejado la tormenta la noche antes.
       -Mamá, dime algo que te haya marcado en tú vida- me pidió Ru mientras se concentraba en no dejar sin chapotear alguno de los charcos.
        Por un momento me quedé sin palabras. No emití sonido alguno, hasta que decidí contarle sobre aquel día, solo aquello que Ru, tan frágil e inocente podría llegar a entender y a asimilar con su corta edad.
         -Cuando yo era niña, un almuerzo familiar, en una casa hermosa todos juntos. Bueno, casi todos. Faltaba el abuelo Herry que había fallecido unos meses antes. Sí, definitivamente ese día, amor mío. - dije con un temblor en la voz casi imperceptible, pero Ru lo notó.
          -¿Sucede algo mamá?- dijo Ru, olvidando por un momento el barro y los charcos de agua a su alrededor.
          -No, nada hija mía. Continúa jugando.- contesté con una leve sonrisa.
           Ru continuó jugando hasta que llegamos a casa.
           Pasaron algunos años y ella ya crecida comenzó a preguntarme contundentemente sobre eso que le había contado. Esa parte tan fugaz que le comenté se convirtió en grandes brotes de recuerdos que aparecían lentamente con cada pregunta que ella me hacía. Todo lo que había pasado ese día florecía cada vez más en mi. Me era inevitable demostrar con miradas y gestos que algo aparecía en mi mente con demasiada intensidad. Mis ojos y manos sacaban a la luz algo que yo no quería pero parecía imposible no hacerlo.
              Ru, no paraba de preguntar y yo sólo respondía mirando a un punto fijo. Dejé de escucharla y comencé a relatar toda la historia. Era la primera vez que lo hacía de esa manera. Era como abrir un baúl lleno de recuerdos que había estado cerrado por años. Todo era tan raro. Me trasladé a ese almuerzo familiar en el jardín de aquella casa gigantesca, pintada de color crema, llena de ventanas abiertas, por las que se veía perfectamente como las cortinas flameaban de una forma delicada gracias a esa pequeña brisa que todos percibíamos. Una mesa extensa en la que predominaba el amor y la alegría de todos los adultos y la de nosotros, los niños. Yo tenía once años, sólo corría con mis hermanos y con todos mis primos.
                 - ¡Quiero hacer un brindis!- se escucha a Melisa gritar desde lo lejos, dirigiéndose a la mesa con todo su entusiasmo. -Un brindis porque al fin se pudo concretar éste almuerzo luego de la muerte del abuelo Herry.
                 El silencio incómodo protagonizó el momento. Nadie se había atrevido a nombrar al abuelo Herry desde que murió.
                 -¡Brindemos por nosotros y por el abuelo!- indicó la tía Soledad haciendo que el silencio se convirtiera en risas y en el sonido del entrechoque de las copas de vino que se habían servido un poco antes.
                  El momento tenso logró desvanecerse por completo.
                  Todos los relojes marcaban las 13:25 de la tarde, cuando vemos que entra un auto de lo más moderno para esa época. Frenó frente a la mesa. Todos lo quedamos mirando. Estábamos uno atrás de otro.
                   Bajó de ese auto un señor muy formal y serio.
                   -Traigo noticias- dijo sin dudarlo siquiera un segundo.
                   -¿Noticias?- dije yo interrumpiendo a la tía Susan que iba a hablar.
                   -¡Tú niña! Ve a jugar con los chicos de tu edad- me indicó Susan con voz fuerte. -¿Noticias? ¿Qué noticias?- agregó más calmada.
                   -Noticias... sobre Herry- dijo el señor mirando su reloj de bolsillo. -Supongo que de la intriga se han olvidado de preguntarme quién soy y por qué conozco a Herry. Soy su escribano, bueno, era. - agregó llevando toda la razón del mundo. Estábamos todos más interesados en saber de qué hablaba, que en saber bien quién era y qué hacía allí.
                   -Pase señor y disculpe- le indicó Melisa curiosa y ansiosa por saber de qué hablaba.
                   -Herry, su abuelo, ha dejado cosas importantes que cambiarán para siempre su vida.- Anunció este señor logrando un gran silencio entre toda la familia.

   

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⏰ Última actualización: Sep 20, 2019 ⏰

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