Sonata Nocturna o Comienzo-Final Continuo

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Veo el mismo parque, la brisa sigue igual, las mismas flores, los arboles siguen tan robustos como siempre y el sol está en lo alto de los cielos, justo como aquel ayer en que estabas tú a mi lado, parada respirando el mismo aire que ahora exhalo yo, era la visión de una pintura romántica esa visión, todo está igual de diferente que aquella vez, sigo siendo yo, el que coleccionaba cosas antiguas, el de los lentes circulares y el pelo en forma de nido, las rosas siguen tan frescas como si hubiesen sido recién bañadas por el llanto de los cielos, el puesto policial de la esquina esta tan avejentado como siempre, las tiendas de ropa están abarrotadas de parejas y padres en busca de las ofertas del verano, en las escalinatas de la tarima están los jóvenes de pelos alborotados y guitarras desafinadas, junto a ellos están las admiradoras de coronas florales buscando furtivamente los ojos de alguno de ellos que tocan las guitarras sin atención por mirar a alguna de aquellas chicas de rizados cabellos, los niños de camisas a rayas están corriendo por el empedrado piso de aquella plaza avejentada en la que se ve la estatua ecuestre de un ilustre personaje, las niñas están juntas soñando en sus salidas con sus estilos denim, en el cajero se distinguen a personas de índoles tan dispares como la vida, encabezando la fila va el anciano Tim que con su camisa manga larga de corazones se ríe inconscientemente al ver a la señora De Greiff que con su vestido rojizo va paseando a su pastor alemán, todo un galán Tim pensando en el momento en que sus palabras hagan sonrojar a la bella señorita de 56 que con su pelo hasta los hombros, finas manos de porcelana, ojos azulados y unos labios finos como una seda, le mire con esa mezcla de extrañeza y diversión que hace que en el corazón de tan galante personaje las ideas se tuerzan y vuelva a sus años mozos en los que iba a los bailaderos de tan bonito pueblo montañés, cuando sus melena iba de chica en chica y sus bigotes eran tan uniformes como los militares, en los años en que era el galán de las jovencitas, no había cambiado mucho el Tim después de todo, pues seguía siendo el mismo galán de esas chicas de 70' soñando despierto el viejo Tim, hasta que el click del dinero le devolvía a la realidad, salía apresurado de la pequeña habitación viendo a la mujer que por muchos años había sido el objeto de sus amores, veiale el con enternecedora felicidad de juventud eterna, soltando un comentario lindo al guardián de tan endeble señorita el viejo Tim se acercó a De Greiff, ella por su lado con cierto rubor le respondía en nombre del guardián que desconfiado miraba a Tim de forma ciertamente nada amable, - ¡Pero que descortés es el compañero tuyo muchacha!-,- ¡Ay, que hace años no me dicen muchacha! pues que para mí lo eres chica ¿no recordar que soy mayor que tú?, - ¡Pues, claro que sí; en los 70s yo tenía 15 y tú 19! Yo estudiaba en donde las monjas, y tú siempre estabas rondando por ahí en tu Ford con esa música inglesa de mal gusto... - ¡Y tu toda mojigata con el pelo largo, escuchando Almendra, mientras reías con Daniela y Estef! - ¡Eh, que con Spinneta no te metas, hippie! – De hippie me quedan las fotos y aquella vieja chaqueta pues... ¡Ya perdí mi pelo, ay de mí! –Pero seguís siendo el mismo carebonita de esos años – si vos lo decías... - ¡pero claro! Anda que los años te han pegado duro, chico duro, pero ya, ¿quieres un café? – Si es hecho por vos, la respuesta es sí, ¡eh, muchachita! – Vamos, entonces Timothy. Los dos ancianos se perdían en la distancia en medio de risotadas, de abrazos y de miradas que posiblemente se reprimieran en su día, el con su camisa de corazones y jeanes y ella con su traje completo que le daba más apariencia de azafata que de mujer de clase, pero así las cosas, se reían, eran felices y en lo que a mí respecta se ven bien juntos...además, no es que pueda decir mucho del viejo Tim, pues mi camisa de cuadros amarilla me delata los gustos setenteros y tampoco creo que sea buena idea reírme de su calvicie ya que...¡tampoco quiero llegar a calvo!, mientras pensaba en aquellas cosas que internamente me sacaban ciertas risas, vi pasar a una pareja de jovencitos estudiantes, dos raros que se profesaban amor en pleno parque ¡que indecencia Dios mío! Dirían las ancianas que miraban la bonita escena del flaco alto de pelo militar, que vestido con una buzo sin mangas y una camisa manga larga formal sostenía los pequeños y delicados dedos de su novia, una chica bajita de ojos tierrosos y pelo rizado amielado que vestía con una camisa manga corta, falda de pliegues azul y unas medias veladas, le seguía el paso visiblemente emocionada, no dejaba de mirar a ese flaco que por sus expresiones delataba que era su primer noviazgo, la mirada nerviosa, las líneas propensas a dejar escapar su amplia sonrisa, y unos labios finos que a veces temblaban a la hora de decirle cosas a aquella chica, de busto pequeño que hablaba y hablaba sin parar...¿de qué? ¡Ni idea!, pero sin duda de algo que a los concierne una felicidad enorme, pues en sus ojos el brillo rivalizaba con el de las bellas estrellas del firmamento, más el muchacho se veía algo cansado y su linda amada al ver a su querido de tal forma le dijo que se sentara, el por su lado haciéndose el fuerte con un movimiento de cabeza declinaba, pero ella insistía tanto que al final cediendo a sus deseos, buscaron la mejor banca que podían, y el caballeroso le limpio el polvo que en su mente podía haberle caído a esa madera, ella tan dulce se sentó recompensando a su joven amante con un beso en la mejilla que tuvo por respuesta el rubor inmediato de sus cachetes y el inmediato miedo de que les descubrieran ¿Quién? ¡nadie! Más el lado tímido de aquel flaco salió a flote en ese momento, y al parecer a aquella chica rizada le encantaba verle tan tímido pues acto seguido se decidió a tomarle la mano que el nerviosamente trataba de poner detrás de su cabeza con la excusa de cierto picor inexistente, mas ella fue rápida y entrelazo sus dedos con los de él, el flaco, por supuesto le miro un poco confundido, soltando un pequeño quejido de resignación le miraba con sus ojos marrones, esperaba algo, sabía que era pero no estaba para apurar las cosas el, eran jóvenes y tampoco podía el decirle algo tan...atrevido, cerró los ojos un poco triste por pensar en ello, cuando sintió la calidez de unos labios junto a los suyos, se juntaban por primera vez, en un parque, algo tan íntimo que se daba en lo público, fue lo que disparo en el un nerviosismo romántico en que si bien no deseaba que ese momento terminase miraba a todos lados buscando la mirada furtiva que con los ojos le indicara que estaba mal aquello, pero...¿a quién le importa si estamos o no? Quizás pensó, pues inmediatamente le puso los brazos alrededor del cuello, haciendo que por vez primera ella se sintiera sin dominio de la situación ante su flaco, el por su lado sentiría quizás que ya se había bajado la barrera de la timidez, era un hombre ya, mas...las murmuraciones de las ancianas de antes provocaron el rubor inmediato de esos amantes novatos, que levantándose rápidamente de la banca se disponían a caminar cuando los audífonos se desconectaron del teléfono de la muchacha haciendo que si la escena fuese embarazosa se hiciera aún más cuando del teléfono salió al unísono la voz de Lennon junto a los reconocibles acordes de I wanna hold your hand, que ella al escuchar que sonaba con embarazosa torpeza trataba de encender al terco teléfono que no se decidía a prender, pues nada ¡que se iban! Le tomo la mano al nervioso muchacho que con la mirada trataba de decir lo siento a las ancianas, que al ver tal escena se reían, quizás al tener el recuerdo de su juventud, cuando los cuatro de Liverpool eran el sueño de toda muchacha, entrelazando dedos, iban caminando por el parque con aquella música que reflejaba ese momento "Si, yo, creo entender, que a veces, quiero tomar tu mano, y cuando te toco me siento feliz por dentro, es un sentimiento que mi amor no puede esconder, si, que no puede esconder", ella con su falda dando tumbos y el con sus mangas arremangadas pues el calor le había pegado después de tan embarazoso momento se perdían a la distancia rumbo al sol, iban juntos, solo soltándose para caminar abrazados de una forma ciertamente cómica. Véalos yo, ya iban dos parejas que se contraponían en esencia, en físico y en todo, los primeros eran dos adultos que se veían todos los días desde hace años y nunca habían consumado su amor eterno, los otros eran jóvenes inexpertos que en la torpeza de su amor encontraban la belleza anhelada por los pintores y artistas que aspiran a encerrar la esencia del amor mismo, ¿pero ¿quién soy yo? Me pregunto, viendo de amores, hablando de amores, estaba acá para recordar a mi amor más bello, sentirme en todas las formas triste, pero para mí fortuna me encontré con tales amantes, que, si bien al verles me hacían añorar a cierta chica de pelo hasta la cintura que hizo de aquellos días tan dulces como la miel, me hacían darme cuenta que el amor vive, si él vive, aunque estemos tan mal en todo, aunque eso es un consuelo muy pobre a decir verdad, pero eh que es mejor que nada ¿no?, si, quizás no fue muy bueno haber peleado tanto con ella, ni haberme dejado influenciar por esas otras chicas, pero ¿Qué podía hacer acaso?, yo le amaba, mucho mas no lo suficiente como para que ella me viera como un tonto, probablemente muera con esta pena aquí, cuando las estrellas dejen de brillar, aquí estaré quizás, viendo al oscuro cielo, recordando esa dulce sonrisa que tanto ame en su día, pero no sé, ella está bien al parecer con su sonrisa y sus ganas de seguir, si, yo le amo, por haberme dado, más le odio por haberme quitado todo ,mientras reflexionaba sobre aquello una voz lejanamente familiar me saco de mi taciturna reflexión de tintes juveniles

Sonata Nocturna o Comienzo-Final ContinuoWhere stories live. Discover now