Capítulo 21 - ¿Dónde están las putas llaves?

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Oficinas del FBI, Los ángeles

Mucho estaba tardando en romperse la calma. Había llegado a mi recién estrenado puesto antes que Clarke, para que viera por sí misma que yo no necesitaba su ayuda para ir y venir de los sitios, que solo fue algo puntual.

Dejé la chaqueta colgada de aquel perchero poco estable, el casco de la moto sobre una esquina de la mesa sin que molestase, y saqué de mi mochila un par de discos duros, recién comprados. Me senté en mi horriblemente posicionado puesto y encendí el ordenador.

Ya podrían ponerle un disco de estado sólido, no es normal que tarde tanto. Haré una sugerencia.

—Buenos días. ¿Alguna novedad? —una voz familiar se escuchó a mi espalda. Me giré, descubriendo a Clarke con el bolso en la mano y la gabardina colgando del antebrazo de la otra.

—Que va muy lento, por lo demás no he podido empezar... ¿Habéis pensado que a lo mejor para el departamento en el que estamos sería mejor tener buenas máquinas? Digo, ¿eh? Sin ánimo de ofender.

—Ya las tenemos, solo que no para ti —eso había dolido—. ¿Y esos discos? ¿Son tuyos? —no había tardado ni medio segundo.

—Sí, pero están totalmente vacíos, los he comprado de camino —alzó una ceja.

—Eso habrá que verlo. Llévalos a mi despacho, voy en dos minutos —se fue directa a la cocina de la oficina. Ni aunque quisiera formatearlos me daría tiempo, un disco duro no es un USB en formato rápido. ¿Para qué mentiría a Clarke?

Cogí los dos bultos y los dejé encima de la mesa de su despacho. Al hacerlo me di cuenta de que sobre su puesto estaba la carpeta con mi nombre, en el mismísimo centro. ¿Era eso necesario? Sacudí mi cabeza para echar los pensamientos. Salí del despacho cerrando la puerta tras de mí.

Me la crucé llegando a mi sitio, con un café en las manos. Ni de coña estaba igual de rico que los que preparaba con Luna, tampoco le ponía nadie su número ni un mote gracioso y mucho menos se lo servía una camarera sexy... Lo echaba de menos.

—¿Ya los has dejado? —me preguntó soplando sobre aquella taza, parecía que me lo echaba en cara.

—Todos tuyos para que veas que están nuevecitos... —me senté en mi silla, girando sobre ella, la verdad es que era bastante cómoda.

—¿Para qué los quieres? —bebió un poco de la taza—. Si necesitas discos tenemos aquí y si necesitas que sean nuevos se pueden comprar para la oficina. No hace falta que los compres tú.

—Ya lo sé —clara, concisa y concreta—. Quiero utilizarlo de discos de apoyo para la complementación de las bases de datos que hice ayer, he combinado algunos sectores de los discos duros que tenía allí para utilizarlos como memoria RAM, así que me he quedado con el espacio justo —Clarke levantó las cejas y suspiró.

—Guau. Sí que te lo estás tomando en serio... —se quedó pensativa, desviando la mirada hacia el casco—. Ven un momento conmigo a mi despacho, anda... —hizo un gesto para que la siguiera y comenzó a andar.

—Lo que mandes, jefa —jefa, quedaba muy raro.

Cuando entramos en su despacho, ella se posicionó al lado de su silla, soltó el vasito de café en su escritorio y se deshizo de su americana, quedándose en una bonita y ceñida camisa de color blanco.

Jesús, María, José y todos y cada uno de los apóstoles. Qué mujer.

—¿No hay aire acondicionado aquí? —Clarke me miró sorprendida.

—Estamos a quince grados, Woods. ¿No estarás mala, no? —negué, estaba hecha un roble, pero mala me había puesto al ver a Clarke con esa camisa. Dirigí mi vista a una de las metopas que había colgadas de la pared, reconociendo el trabajo de Clarke.

Access Denied (NukaBlack y ClaudiaGalvezB)Where stories live. Discover now