Luego de descubrir cómo funciona el mundo en el que vive y de un inesperado secuestro que la lleva a descubrir secretos del pasado, Anneliezze se ve forzada a velar por la seguridad de su familia, en su búsqueda, de la manera más inesperada regresa...
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El día había recorrido como cualquier otro, asuntos que atender del trabajo y arreglar los últimos detalles de la noche. Hablé con Colette y me explico como ella y los chicos habían salido con éxito del panteón, los juegos al final se cancelaron, no pregunté más. No indague en cómo se encontraban los chicos, no debía hacerlo. Por lo demás, entre tanto trabajo había tratado de investigar más sobre el sello pero el resultado fue el mismo, nada. Esperé por mensajes , correos, llamadas, incluso esperé que alguien sospechoso merodeara a mi al rededor, pero nada de eso sucedió.
Sentí la incomodidad todo el día, que alguien me asechaba, y a pesar de que andaba la psicosis logré tranquilizarme cuando se acercó la hora de arreglarme para la inauguración.
Había elegido un vestido morado, largo, tallado al cuerpo, escote de corazón y un poco de escote en la espalda; el vestido era demasiado hermoso como para que yo lo utilizara sin emoción, porque así era como me sentía.
"Vacía" , Dijo una voz en mi cabeza, lo cierto era que mi mente estaba en cualquier parte menos en el evento de hoy. Me encontraba frente al espejo cuando revisé el reloj, ya era la hora de partir hacia la inauguración y Hugo no llegaba, me sentía ansiosa, pero esta vez no era por el secuestro de anoche, era porque si Hugo no llegaba a tiempo, Franco lo haría.Franco y yo no éramos grandes amigos que se dijera, pero tampoco me desagradaba, no había tenido nunca la oportunidad de conocerle, pero sabía que mamá quería verme saliendo con él y eso me ponía nerviosa.
Además, Que fucking cosa les pasaba a estos chicos, todos eran como dioses sacados del Olimpo.Cliché, lo sé.
Franco era un hombre guapo, el hombre que todas las chicas querían tener y el que cualquier madre querría para su hija, tenía todo y más. Yo estaba consciente de que mi madre no era la excepción, pero yo sí que lo era. Volví a mirar la hora e impaciente busqué mi teléfono, marqué el número de Hugo pero no contestó ninguna de mis llamadas, lancé mi teléfono a la cama y decidí ser paciente, si no contestaba era porque estaba manejando quizás, fue entonces cuando una bocina sonó fuera de mi casa, corrí hacia el balcón de mi habitación para ver quien había llegado, esperando que fuese Hugo quien sonaba la bocina me lleve la sorpresa de que no lo era.
Allí estaba él, bajándose de su auto como el mismísimo Seus, sus movimientos eran tan mecánicos, no había falla, todo en él era calculado y elegante.
Lucía genial en aquella ropa, le observé con admiración mientras se acomodaba el traje y alisaba su pantalón, pasó sus manos de forma mecánica sobre la tela de este, levantó su cabeza y cuando se dió cuenta de que yo estaba fuera observándole sonrió ampliamente y agitó su mano saludándome, salí de mi trance mental y le devolví el saludo pero no pude devolverle la sonrisa del mismo modo en que el me sonreía a mi, le indiqué con mis manos que estaba por bajar. Iba decidida a decirle que no iría con él.
No tuve ningún retraso al salir de mi casa, pues en casa solo estaba Magnus nuestro portero y fuera de la casa los guardias de seguridad, dentro de la casa no quedaba nadie, las mucamas habían sido llevadas para servir como camareras, los choferes estaban en el banco como Valets, los jardineros y demás trabajadores habían tenido el día libre y María se encontraba en el banco dirigiendo el trabajo de las camareras.
