Los amo por igual

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Papi----hablo Alexander con miedo en sus palabras, el niño podía sentir la hostilidad y el coraje de Marian en sus ojos aunque también podía percibir el miedo, pero era más el odio en su mirada

Crees que puedas cuidar a tu padre y a tu hermano Alexander, María ni yo tenemos cosas que atender -----Pidió la muerte con cariño

Está bien papi yo los cuidaré a los dos-----expresó Alexander mientras le daba un abrazo a Aristóteles

La muerte se puso de pie, salió del campo de fuerza que sus hijos habían creado tomó del brazo a Marian, con suficiente fuerza para que no lograr escapar pero sin ocasionarle ningún daño la sacó de la habitación casi a rastras y mientras bajaba las escaleras él no dijo ninguna sola palabra, cruzaron las puertas de su casa y una vez en el patio entonces pidió una explicación

Qué diablos crees que estás haciendo en mi casa

Vine por los niños y por Cuauhtémoc, el consejo está al tanto de todo esto y lo mejor será que ellos vayan al cielo con nosotros

Lo mejor será que te largues si no quieres que te eché a patadas yo mismo, no eres nadie para venir a decirme a mi casa que es lo que tengo no que hacer o no, tú no tienes ninguna autoridad para intentar quitarme a mis hijos

Soy un ángel, tengo toda la autoridad del mundo, tu eres una maldita muerte, no eres nadie, tú no garantizarás la seguridad de los niños yo por otro lado puedo hacerlo

Si lo que dices es verdad quiero que el consejo del cielo venga a intentar quitarme a mis hijos y entonces vemos quién es más fuerte, si ellos o yo, porque si tú crees que puedes venir a mi casa a intentar amenazarme estás equivocada porque no lo lograrás, si crees que con palabras estúpidas me quitaras a mis hijos no lo harás, si crees que me alejarás de mi marido no lo harás Marian

Al instante se pudo observar cómo Carlos y Daniel aterrizaron justo donde ellos estaban discutiendo y por un instante Aristóteles tuvo miedo de que lo que ella decía fuera verdad, que venían a quitarle a sus hijos pero al ver las miradas de ambos sobre Marian, el coraje y el enojo que tenían en sus miradas sabía que lo que había dicho la chica era mentira

Qué hacen ustedes dos aquí----preguntó altaneramente la chica.

Creí que habías entendido claramente Marian, Samuel ordenó que los niños se quedarán con Aristóteles el consejo ya revocó tu solicitud, los niños se quedarán con su padre y es la última palabra

No ustedes no entienden

No la que no entiende eres tú, no te vas a llevar a mí mi familia por un capricho tonto, si tú pusiste los ojos y sentimientos equivocados en mi marido es tu maldito problema, ese es un amor que no es correspondido, él me ama a mí y eso no va a cambiar ni por ti ni por nadie y este problema lo arreglaré personalmente yo con Samuel-----explicó Aristóteles mientras nuevamente la tomaba del brazo al mismo instante en el que el miraba a Carlos----puedes quedarte con mis hijos

Sabes que si, no hay ningún problema-----Contesto el chico

Gracias---contesta la muerte mientras miraba a Daniel-----crees que puedas crear un portal para mí de llevar personalmente con Samuel

Daniel al instante entendió lo que Aristóteles quería, de una u otra manera estaba totalmente de acuerdo con él, habría que ponerle un alto a Mariana porque parecía que no entendía lo que era un no por respuesta

La sala del trono de Samuel era tal cual como la recordaba imponente, amplia, llena de pureza, frente a él se encontraba Samuel sentado en su trono en una mano llevaba su pedestal en la otra una copa de vino

Siglos a tu ladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora