~ La muñeca de Daddy ~

Capítulo III

A la mañana siguiente, después de aquella extraña visita, no pregunté nada al respecto, no quería saber nada.

Mis padres se comportaban como si nada, a veces notaba a mamá un poco nerviosa, pero prefería creer que era por su empleo, mi padre tenía jornadas de trabajo normales y yo, tocaba guitarra en mi cuarto casi todas las tardes. En el colegio todo era absolutamente normal, mis compañeros indiferentes y los profesores con sus materias aburridas.

Se acercaba el fin del años escolar, el cierre de notas para mi, no había sido tan complicado, la mayoría de mis notas estaban por encima de 8 y no estaba preocupada en absoluto por lo que sería de mi en décimo.

Esa tarde caminando a casa me sentía nerviosa, habían pasado un par de semanas desde que ocurrió aquel incidente, desde entonces tomaba bus solo para sentirme más segura. Pero el día de hoy no tenía dinero para pagarlo, me lo había gastado en uno de los batidos mas deliciosos que había probado.

Caminé con pasos ligeros en todo momento, me apresure pero no demasiado, miré paranoicamente a cada lado de la acera, estaba demasiado intranquila.

Todo empeoró en el momento en que sentí una mirada sobre mi, no estaba segura de si era pura imaginación o la psicosis que me acosaba, pero sentí la necesidad de correr.

Tome mi maleta sobre ambos hombros, y me quité mis audífonos, después de guardarlos ansiosamente entre mi bolsillo, arranque a correr. Lo más rápido que pude, estaba a mas o menos a 3 cuadras de llegar a casa.

Cuando giré la primera cuadra a toda velocidad tropecé por el piso mojado. En la lluvia de esta tarde se había humedecido el pasto y la tierra estaba resbalosa. Al caer sobre el suelo, me sentí tonta, me dolían las muñecas y estaba hecha un desastre, toda cubierta de barro. Mamá se molestaría mucho y me pondrá a lavar mi uniforme.

Entonces cuando escuche las llantas de un auto resbalar sobre el asfalto, mis ojos se llenaron de lágrimas, la frustración que sentía en toda esta estúpida situación. Era mi fin definitivo, no volvería a ver a mis padres, ni mi casa, ni mi gato o si quiera sabría como termina el ultimo libro que estoy leyendo.

Extrañaría todo...

- ¡Emm! ¿Estas bien? -

En ese mismo momento estaba completamente segura de quién era, por un segundo casi me resigno a un secuestro premeditado.

- Y-yo.. -

Se acercó a mí y se inclinó para mirar si me había lastimado. En el momento en el que se agachó, levanté mi rostro para mirarlo y me arrojé sobre su hombro, soltando con tranquilidad todas las lágrimas contenidas.

- Hey tranquila... No tienes porqué llorar, aquí estoy, ya paso - Sus palabras me hacían sentir mejor, era muy cálido y tenía un aroma muy agradable

El frío de la calle me dió escalofríos, pero amaba el aroma a humedad que quedaba después de llover y sobre todo estaba encantada con los brazos que me arropaban y acariciaban mi espalda con cariño.

- ¿Puedes decirme que ocurrió? - Preguntó gentilmente

- Me caí... me duelen las muñecas y- y... me golpeé la rodilla -

- ¿Te molesta si te llevo a casa? -

Lo miré un poco impactada, no me gustaría molestarlo, quizás tenía otras cosas que hacer

- Disculpe, no me gustaría molestarlo. Seguro tiene prisa -

El pelirrojo me miró con una sonrisa en su rostro, mientras entrecerraba sus ojos, podía ver la alegría y ternura que me mostraba

- No me molestas para nada pequeña, de igual manera iba camino a tu casa -

Le miré extrañada ¿Por qué diablos iría a mí casa?

- A... ¿Mi casa...? -

- Solo pasaré a discutir unas cosas con tu padre, me pidió que fuera y no me puedo negar -

- Entonces, esta bien - Mire su auto , pensando en si me dejaría ir adelante. Mientras tanto, me olvidé de su mano debajo de mi rodilla y la otra sobre mi espalda, me percaté de ellas verdaderamente cuando me levantó entre sus brazos como a una princesa. Caminó con poca prisa hacia el auto y al abrir la puerta del copiloto sonreí a mis adentros, papá nunca me dejaba ir adelante.

Me sentó sobre la silla y sujetó mi cinturón, luego caminó a su lugar y arrancó el auto.

El camino fué silencioso, solo se escuchaba de fondo la melodía Barcarola en Fa mayor de Chopin, yo no era amante de la música clásica pero esta obra de arte la hablamos en música y tuve que escucharla muchas veces, tampoco sabía que el pelirrojo escuchaba estudios de piano, pero me pareció sumamente lindo escucharlo silbar la canción, papá siempre intentó enseñarme, pero nunca pude aprender.

- Que lindo silbas - Fue un comentario que sinceramente no planee decir, surgió de mis labios inconscientemente.

El joven volteó a verme francamente sorprendido, pero después de un segundo sonrió, volviendo su vista al camino.

- Pues gracias, es un cumplido muy amable -

Me sonroje al instante, no debí decir esa estupidez

- Tu eres linda cuando te sonrojas - Fue literalmente imposible sonrojarme aún más, me dió mucha vergüenza y casi por instinto cubrí mi rostro con mis manos. - Eres realmente alguien suave en privado -

- Solo lo dices porque me sonrojo fácilmente - Contesté irritada, no soy alguien suave o tierno en lo más mínimo.

- No es cierto, te has comportado de forma muy educada en el poco tiempo que llevamos en el auto ¿La idea es mantener la fachada de chica mala solo en la escuela...? ¿O también con tus padres? -

- Cállate, tu no sabes nada - Contesté molesta, solo eran un montón de suposiciones y conclusiones sin ilación ¿Quién se cree que es?

- ¿Ahora soy el malo en esta conversación? - Preguntó con una cara de incrédulo y asombro tan irónico, que por poco le pido que me deje caminar a casa nuevamente

- Te dije que te callaras, no tienes idea de nada, solo suenas como un idiota hablando de algo que obviamente a nadie le interesa - En cuanto terminé de hablarle, frunció el ceño, apretó el volante y suspiró

- No me gustan las malas palabras y tampoco la forma en la que me hablas - ¿Acaso era estúpido? ¿Por qué a mí me iba a importar como se sintiera con eso? - Por favor, discúlpate Emma -

Tenía que ser una jodida broma

~☆~