2.

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Me encontraba frente a la gran casa de Thomas. Antes de venir le pedí su dirección y él me trató de imbécil por no habérsela pedido antes. Típico.

Sorprendentemente, al leer su libreta ayer por la noche, no encontré nada interesante, solamente fechas y horarios, parece que Thomas es tan aburrido como lo aparenta.

Toqué el timbre y sentí cómo sonó.

-Ah, eres tú. - Me dijo luego de abrir la puerta y mirarme con desagrado.

-Hola.-Dije dudosa.

-¿Me darás mi libreta o qué?

Malhumorado de mierda. Eso pensé. Me levanté temprano para traerle su estúpida libreta y él no podía ser ni un poco amable.

-Ten.-Le dije extendiéndola hacia él, luego de haberla sacado de mi bolso.

Thomas la agarró y la miró frunciendo el ceño.

-La has leído.

-No.- Dije.

-No fue una pregunta, Idiota.

Rodé los ojos. Thomas siempre iba a encontrar el momento indicado para dejarme en ridículo aún cuando nadie nos vea.

-¿Cómo sabes que la leí?

Él rió pero no exactamente en un estado de felicidad, sino como diciendo: "Eres tan torpe."

-¿Te das cuenta que te acabas de inculpar a ti misma haciendo esa pregunta?- Dijo con una sonrisa.

Mis mejillas tomaron algo de color y me enfadé conmigo misma por eso ya que me hacía quedar a mí misma como más idiota.

-Bueno, ¿sabes qué? No me interesa. - Dije tratando de parecer enojada pero sólo sentía que cada vez hacía más el ridículo - Quédate con tu inmunda libreta que ni siquiera sé para qué la quieres tanto ya que sólo tiene fechas y anotaciones de hace meses.

-Eso es lo que planeaba hacer.

Dicho esto yo me di la vuelta y me dispuse a irme de ahí, no quería seguir viendo a Thomas ya que, junto a él, me sentía como una niña de 9 años en una clase de anatomía.

-¡Y lo que hay en mi libreta no es de tu puta incumbencia!- Me gritó ya que yo ya me encontraba apunto de cruzar la calle.

Me di la vuelta y sonreí mientras le mostraba el dedo de en medio. Thomas me respondió con el mismo gesto y cerró su puerta.

(...)

-Auch.- Susurré.

Me encontraba en el gran edificio donde se hacían pruebas de vestuario para el próximo desfile de 'Vanity Fair'.

Me colocaron un vestido que representaba al invierno ya que era de un color celeste pálido con cristales blancos y transparentes que no permitía la vista de mis pies.

-Auch.- Volví a decir, pero esta vez más alto.

El modista estaba ajustando el vestido a mi cintura y con su aguja me pinchaba de vez en cuando.

-Cassandra, querida, trata de aguantar unos pequeños pinchazos, estoy apurado y todavía me quedan ocho modelos más para ajustarles sus vestidos.

Bufé.

Los desfiles de 'Vanity Fair' siempre fueron algo totalmente alucinante. Desde la música, hasta el decorado del lugar y los vestuarios, todo era hermoso y fascinante. Aunque detrás de un gran show siempre hay un gran esfuerzo. Semanas antes de cada desfile se trataba de mejorar todo lo que ya llevaba arreglado hacía meses. Esta vez, los vestidos no estaban adecuados a las modelos y eso podría llegar a generar un atraso importante, es por eso que hoy todos están algo alterados y haciendo su trabajo con mucha rapidez.

-Camina con el vestido a ver si te queda cómodo.- Me dijo el modista.

Yo bajé de la pequeña plataforma en la que estaba y caminé por el lugar.

-Perfecto.- Le dije con una sonrisa y él soltó un suspiro de alivio.

(...)

Me encontraba frente al guardia de la discoteca 'Pink Elephant', en New York, a las 23:00.

-Puede pasar.- Me dijo con una voz extremadamente grave.

Unas compañeras que trabajan conmigo para 'Vanity Fair' me dijeron que las acompañe así salíamos a divertirnos y, como yo no tenía nada para hacer, accedí.

Una vez dentro, yo junto a mis cuatro compañeras, nos pusimos a bailar en el medio de la pista ya que la canción que estaba sonando era demasiado buena.

Nunca fui una chica que iba a muchas discotecas, pero salir a divertirme de vez en cuando nunca iba a venirle mal a nadie, ¿no es así?

(...)

Luego de dos horas bailando y riendo quise ir al baño para ver el estado de mi imagen, ya que me imaginaba teniendo todo el cabello alborotado y el maquillaje corrido. Así que le pedí disculpas a mis compañeras y me dirigí al baño.

Acceder fue difícil ya que había como cinco parejas besándose cerca de la puerta del baño de mujeres, pero logré entrar.

-Mira mi cabello.- Me dije para mí misma viendo el terrible estado de este reflejado en el espejo.

Con una mueca de desagrado en el rostro comencé a "peinarlo" con mis dedos, pero mis intentos fueron fallidos.

-Que cabello asqueroso.- Me dije.

-¿Quién está ahí?

Escuché que una voz preguntaba eso en voz alta... Pero era una voz masculina.

-Em... Cassandra.- Dije confusa.

Como nadie respondió decidí caminar por todo el baño en busca de la extraña voz.

Sólo un cubículo estaba cerrado. Toqué la puerta de este una vez y alguien abrió la puerta.

-¿Thomas?- Pregunté.

-Se me hace que me confundí de baño.- Me dijo riendo.

Olía a alcohol y perfume masculino, una mezcla embriagadora.

-Es la primera vez que te veo borracho, ¿sabías?

-Te ves linda. - Me dijo sonriendo y luego salió del cubículo.

-Como digas, Thomas.

-No sólo te ves linda -se acercó más a mí -, sino que eres linda. - Me susurró al oído y luego depositó un suave beso en mi mejilla.

I'm With You. [Thomas Sangster]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora