𝕻𝖆𝖗𝖙𝖊 𝖚́𝖓𝖎𝖈𝖆.

346 53 4
                                    

Pequeño caperucito, aún recuerdo cuando te vi por primera vez, te veías hermoso con esa caperuza roja sobre tus hombros, cubriendo tus rubios cabellos y dificultandome observar esos pequeños ojos color avellana, así como tus labios, los que recuer...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Pequeño caperucito, aún recuerdo cuando te vi por primera vez, te veías hermoso con esa caperuza roja sobre tus hombros, cubriendo tus rubios cabellos y dificultandome observar esos pequeños ojos color avellana, así como tus labios, los que recuerdo tan dulces como cerezas y tan apetecibles como estas, eran constrastadas con tu velo rojo.

Tu pequeño cuerpecito tendido en el suelo, y a tu lado el canasto con toda la comida para tu miserable y putrefacta abuelita allí. Eras un niño bueno JiMin, siempre preocupándote por la perra de mierda de la mujer que te quitó los mejores años de tu vida sufriendo.

Aveces me pregunto cómo podías ser tan feliz, con esa tediosa enfermedad y con tu abuela aprovechándose de ella, pero sé que tú cabeza ideó una hermosa mentira para ti.

Siempre cuidabas de quién te hacía daño, te miraba desde las sombras, porque ¿Quien mierda querría estar con el hombre acusado de ser un abusador? A nadie le importa si lo fuiste o no, eres y serás una mala persona, y para ello solo necesitarás un testimonio que te perjudique, sea así o no, porque no hay pruebas pero cuando hay que cagarse en alguien lo pueden hacer sin siquiera indagar un poco.

¿Recuerdas el día que aquel hombre te llevó a su casa fuera de la aldea para curarte la rodilla y ayudarte a acomodar tu lindo canastito? Pues fui yo bebé, y cuando ví tus pequeños ojos aguados, tu tersa piel dañada y tus labios magullados a causa de que los mordias para no llorar mientras te curaba, supe que estaba jodido, pero no lo suficiente para lastimarte, eras solo un pequeñito, ¿Cómo podría dañarte? Solo quería meterte dentro de una cajita de cristal y no dejar que nadie te hiciera daño.

Me explicaste con un puchero que todas las marcas en tu cuerpo eran moretones, eso te dijo el horripilante dragón de la torre. Lo deje pasar, supongo que no le di vueltas al asunto.

El día que tú abuela-o según, el horripilante dragón de la torre-,me ofreció tu cuerpo a cambio de unas monedas de oro me quedé estático, se acercó como una miserable anciana queriendo hacer tratos, tú estabas aferrado a su falda y me mirabas de reojo con una pequeña sonrisa inocente sin entender que pasaba, el corazón se me quebrantó al reaccionar en los pequeños moretes de tus piernas y tu cuello, y al saber que no fui la primera persona a quien tú abuela te ofreció, ni tampoco fui la primera en aceptar.

No te voy a mentir JiMin, cuando te tuve entre mis brazos sentí alivio, no importaba quedarme en la calle, al fin eras mío, y para siempre. Te mentiría si no dijera que me puse duro viéndote entrar a mi casa, y como quisiste abrazar mis piernas y rozaste tu angelical rostro en mi entrepierna, pero jamás te toque JiMin, te lo juro por mi miserable vida.

Te di amor, como se supone que a un niño se le debe dar. Sin tocarlo de manera indecente, sin besar sus labios, sin robarle la inocencia. Supe de tu enfermedad mientras estabas conmigo, luego de 10 años, cuando ya no eras un pequeño niño de 5 años, ya eras un hermoso jovencito al que cuide como a un diamante fragil. Me contabas del dragón feroz, que no dejaba que salieras de la torre, quien llevaba a monstruos a que te lastimaran y dejarán "moretes" y quien te gritaba que si decías algo ella te iba a comer, y que yo era tu lindo lobo feroz de abrazos grandes.

Me contaste que tú abuela te dijo que te abandonaba conmigo porque ella te amaba, bueno... Ella te dijo eso, pero ambos sabemos que eso no es verdad.

La noche que cumpliste tus dulces 16 años, me llamaste a mi habitación llorando, diciendo que sentías cosas rara "ahí abajo" me estremecí, mucho. Mi pene no pudo evitar moverse cuando te vi en aquellos pantaloncillos cortos que ni siquiera cubrían tus nalgas, y en aquella remera sin mangas que mostraban lo saludable que eras, y como tiernamente ponías tu mano sobre tu hombría para que no la pudiera ver.

Te juro que no quise hacerlo, pero el morbo me gano, y mi subconsciente me obligo a preguntarte qué soñaste, y por mis 15 años sin ningún tipo de encuentro sexual juro que pude correrme en ese mismísimo instante al escucharte decir que soñabas que te hacía mío, te mandé a dormir diciendo que ya pasaría, que no le dieras importancia, pensé que lo tenía controlado.

Pero cuando me abrazaste , te frotaste débilmente sobre mi pierna y jadeaste bajito en mi oído, supe que no había marcha atrás.

Te toqué.

Lo hice después de 11 años tratando de no hacerlo, y sentí la gloria tocar las yemas de mis dedos. Me rogaste que no te hiciera daño como los monstruos. Y no lo hice, te lo prometí. Te dije cuánto te amaba, te di muchos besos, todos los que me pediste y más, no te deje ninguna marca, y tú también dijiste que me amabas, y casi pude llorar, porque jamás pensé que algo tan incorrecto como acostarse con un hombre, y además de tu edad, me diera tanta felicidad.

Supongo que por un tiempo eso estaba bien, hasta que empezaste a darme besitos fuera de casa, y todos nos miraban horrorizados, muchos pedían mi pena de muerte y protegerte, aunque solo quisieran el morbo de tenerte. Cómo fue de esperarse, tu abuela llegó hasta mi puerta, amenazándome. "Si no lo tengo vivo, lo tendré muerto, tú decides". Y eso fue más que suficiente para entregarte a ella de nuevo. No quería lastimarte, ya eras un jovencito, creí que podrías solo, no fue así.

Apenas me enteré que la razón por la cual tú abuela volvió por ti fue por la cantidad de dinero que le darían los hipócritas quienes querían probar un trozo de cielo, tu cielo. Volví a lo de antes, observarte desde la oscuridad, y ver cómo los moretes y tus ojitos aguados volvían, colmaron mi paciencia.

Fui a buscarte, te di una sorpresa y cuando me viste ya había almorzado al malvado dragón, como tu lindo lobo feroz, te rescaté de la gran y fea torre y te lleve de nuevo a mis manos, fuera de esa aldea de mala muerte.

Asique, querido Caperucito

Perdón por desaparecer entre la
bruma del bosque, nunca fue mi
intención ser causa de tu tristeza, ni abadonarte. pero decidí seguir el consejo de un "amigo" mutuo; el Dragón de la Torre,
y es que a veces la mejor muestra de
amor es la de desaparecer, pero no es así, y me di cuenta cuando por fin pudiste ser feliz completamente en mis brazos.

Desde fuera de las sombras y justo en este momento, a tu lado mientras duermes encima de mi en nuestra cama queriéndote.
YoonGi, e⃫ l⃫ l⃫ o⃫ b⃫ o⃫ f⃫ e⃫ r⃫ o⃫ z⃫ tu pareja que tanto te adora.

YoonGi, e⃫ l⃫ l⃫ o⃫ b⃫ o⃫ f⃫ e⃫ r⃫ o⃫ z⃫ tu pareja que tanto te adora

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.









Copito.

Chaperon Rouge ʸᵒᵒⁿᵐⁱⁿ ᵒ•ˢ ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora