De todos los males, el menor.

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La semana había pasado volando y con ello, las cosas se habían puesto algo agobiantes, Stiles al principio estaba entusiasmado con la idea de tener más trabajo, debido a una nueva colaboración. Con lo que nuca conto es que sería lago estresante trabajar con esa empresa que los había contratado, a veces el castaño encontraba necesario encerrarse a sola en el baño y tomar un respiro de cinco minutos y salir como si todo siguiera bajo control.

Las cosas en la agencia iban muy bien, maravilloso basta decir, pero empezaba a pasarle un poco la factura, el trabajo se acumulaba más, no se quejaba de nada, le gustaba tener trabajo, pero era demasiado demandante, debía hablar con su jefa, para que alguien le ayudara y en consecuencia, tener un poco más de tiempo para él.

Tenía un nudo en la garganta, por los nervios que se le empezaban a juntar en cuanto el tiempo pasaba, con ello sus ganas de vomitar y devolver todo lo que había desayunado, eran más fuertes con cada segundo que pasaba y la gente a su cargo no podía salir del paso.

La comida que su asistente le llevo a su oficina personal, había quedado olvidada y fría. Stiles iba y venía de un piso a otro sacando pendientes y más pendientes, recibiendo llamadas y mas cosas.

Desde que su amiga le había dicho que tenía una boda que hacer junto a él, la rubia le ha estado llamando diariamente justo antes de dormir, El tan solo se dedicaba a contestar con monosílabos y a anotar cualquier cosa que se le ocurrirá tener a la rubia en su dia especial.

Eso tambien llevaba a un mal menor, pero igual de le impedía tener esa paz mental que mantuvo durante tanto tiempo. Jordan, desde la salida con Claire, por obvias razones, hubo que hacer un intercambiar números y el mayor le mandaba mensaje y llamaba al por mayor.

Saco su teléfono, mirando los mensajes pendientes y las llamadas perdidas que tenía, la mayoría de Jordan, rodo los ojos y sonrió, a pesar de todo, eso le hacía sentir extrañamente bien.

-Eres una piedra en el zapato, eso eres. – le dijo al a su móvil, como si este pudiera entenderle, ganándose algunas miradas de los demas. Sonrojándose al instante y yendo a su área de trabajo.

Tomo el café que se encontraba en el escritorio y le di un gran sorbo, sintiendo como todo su cuerpo lo agradecía. Ese era uno de sus aliados a la hora de querer hacer que su dia tuviera un poco más que ocho horas de trabajo.

El castaño escucho como tocaban la puerta, pateando mirando a la chica que le ayudaba a que su trabajo fuera un poco más fácil –pasa, no necesitas tocar Ellen.

-Vengo a entregarte algunas cosas, que recién llegaron de la nueva cuenta, más arreglos y especificaciones, parece no tener fin – el castaño rio, en efecto, estaba siendo una completa odisea, gajes del oficio después de todo.

-No podemos quejarnos, nos están retribuyendo bien por esto, Ellen. - la chica asintió. – Te llamo si necesito tu ayuda ¡Va!

-Claro que si Stiles, pero antes debo entregarte esto, llego esta mañana, es un barco de papel. – el castaño paro todo mirando como su asistente sacaba el dichoso barco hecho de servilletas y se lo tendía. – Te lo trajo un tal Jordan, causo suspiros en todas las chicas del edificio.

Tomo el papel doblado y lo miro rápidamente antes de dejarlo en su escritorio, como si quemara. – nose quien podría se ser, tengo la cabeza hecha un desparpajo, con tantas cosas pendientes. Te encargo por favor la actualización con los chicos de la cafetería, debemos saber cómo vamos. – la chica asintió y salio de la oficina tomando sus manos libres y ajustándolo a su oído.

El castaño respiro lentamente por un minuto, cerrando los ojos, para no caer en un ataque de pánico, se froto las sienes y se dijo a si mismo que todo estaría bien. Destenso los hombros sintiéndose más liviano, y rodeo la oficina.

Se separan, pero el destino los vuelve a juntar.Where stories live. Discover now