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Resumen: Katsuki no sabe lidiar con las muestras de afecto. Es primerizo en el tema de las relaciones y eso le afecta.
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El día transcurría tranquilo en la academia UA. Aizawa dictaba sus clases como de costumbre, bostezando cada tanto transmitiéndole su actuar cansino al alumnado frente a él. Todos bostezaban, cabeceando cada tanto haciendo esfuerzos sobrehumanos para no quedarse dormidos, si lo hacían perderían datos importantes para su siguiente examen y eso no le convenía a nadie. No querían lidiar con los regaños paternos de su tutor encargado.
Aunque Bakugō difería del resto.
Parecía no importarle en lo absoluto las lecciones que estaban dictándose aquel día, ya que su atención estaba puesta completamente en el celular en sus manos. La pantalla encendida reflejaba la conversación que había dejado inconclusa con la chica que actualmente era su novia. Aprovechaba que el moreno frente a la pizarra no estaba mirándolo para comenzar a escribir en el aparato electrónico, pero al llegar el momento de mandar el dichoso mensaje flaqueaba, eliminando cualquier rastro de haber sucumbido.
«Maldita sea, no puedo ser tan cobarde» pensó para sí mismo.
Varios días habían pasado desde la última vez que había visto a la pelinegra. Aun recordaba perfectamente como la había tratado, repitiéndose constantemente que era un imbécil. Como ella no estudiaba en la academia para héroes, los fines de semana aprovechaban para verse. El plan fue ver películas hasta el hartazgo, y eso hicieron. Las horas fueron pasando y Sadashi comenzaba a desesperarse.
Disimuladamente había volteado a ver al cenizo que aún seguía concentrado en el film frente a ellos. Presto suma atención a su filoso mentón y al resplandor de sus ojos rojos como el fuego mismo, era tan bello que aún no podía creer que había logrado que aceptara ser su novio. Claro, obviamente ella fue quien se lo había propuesto. Grande fue su sorpresa cuando Katsuki se enfadó por habérsele adelantado, aceptando finalmente con un pequeño y tierno sonrojo adornando sus mejillas. Decidió tomarle la mano que descansaba por arriba de su muslo, provocándole un pequeño sobresalto debido a la sorpresa que le hizo sentir dicha acción. Le sonrió con ternura al recibir su atención, pasando a darle un pequeño beso en la mejilla sin decirle ni una palabra antes. Él cerró los ojos recibiendo aquellas caricias que tan extrañas le parecían, pero a su vez comenzaba a gustarle a sobremanera. No sabía cómo sobrellevar aquel burbujeo que emergía en la boca de su estómago cada vez que Sadashi lo besaba, haciendo que el pánico comenzara a inundarlo lentamente.
