Katherin, una joven muy hermosa como inteligente pero no tanto para el amor, que lo encontró a él, en un momento inesperado.
Dylan, un reconocido pilotó de carreras que en un momento de su vida la encontró a ella, una hermosa chica que le cambiaría...
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Hola, mi nombre es Katherin Wilkinson Méndez.
Me gusta vivir cada momento al máximo como si fuera el último, pero también amó las cosas sencillas cómo mirar una película que es lo que estoy haciendo con mi hermana Estela.
Me gusta pasar el rato con Estela ella me conoce a la perfección, por eso las risas no paran mientras que hablamos de mil cosas.
— ¡Hijas hasta el segundo piso se escuchan sus risas!— dice mi madre Viviana acercándose hacia nosotras, con su sonrisa que la caracteriza.
—Lo siento mamá ¿Despertamos a la pequeña Kiara?
—No, su hermanita está durmiendo. Venía a invitarlas a que nos acompañen a su padre Eduardo y a mí a un evento de carrera de auto, nos reuniremos con unos viejos amigos de la secundaria que no veíamos hace mucho años.
—Yo paso mamá, quedé con mis amigas para salir mañana temprano y seguro qué volverán muy tarde— indica Estela.
— ¿Y tú Katherin quieres acompañarnos? ¡Estoy segura que te divertirás, ven hija vamos!
—Mmm... Sería la primera vez que voy y no me pierdo la ocasión de una nueva experiencia, iré a alistarme ¡Bajó enseguida!— digo subiendo por las escaleras.
Estaba en mi habitación buscando el outfit perfecto en 20 minutos estuve lista para ir con mi padres.
En el camino miraba por la ventana el resplandor de la noche también observaba a mis padres y pensaba, sí algún día yo pudiera encontrar un amor tan auténtico y puro como el de ellos.
Cuando llegamos estacionamos el auto, al bajar mis ojos parpadearonme sentí emocionada y ansiosa a la vez, no me esperaba ver tantos autos de todos los colores y modelos juntos.
— ¡No es hermoso!— señala mi padre.
—Definitivamente papá ¡sabe! me estoy sintiendo como una niña ya quiero recorrer todo lugar.
—Sabía que te iba a gustar hija, vamos que nos esperan— dice mi madre.
Subimos hacia un balcón, el lugar y la vista son preciosas, veo a mis padres que se les dibuja una gran sonrisa y un segundo después se estaban abrazando con sus viejos amigos de la secundaria.
—Hija, él es el señor Fernando Whitmann y su esposa la señora Angie de Whitmann.
—Es un placer conocerlos no saben los ansiosos que estaban mis padres por encontrarse con ustedes.
