El Inefable

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Prácticamente se sentía un fantasma. Algo a lo que ya se había acostumbrado después de todo. Pero era de esperarse; el Departamento de Misterios era, efectivamente, el Departamento más misterioso de todo el Ministerio de Magia.

Podía afirmar, con absoluta seguridad, que nadie en todo el edificio sabía lo que hacía en aquel lugar. Incluso, muy probablemente ni sus propios compañeros lo supieran, así como él no sabía en qué trabajaban los otros Inefables del Ministerio.

Pero contrario a todo lo que cualquier persona podría imaginarse sobre ser un Inefable, la realidad era que resultaba un trabajo prácticamente normal, salvo por su secretismo. Básicamente se trataba sobre investigación y recopilación de información acerca de temas hasta ahora escasa o nulamente tratados por las ciencias mágicas actuales.

Era un trabajo muy interesante, pero tremendamente solitario. Y es que incluso se pedía encarecidamente a los pocos miembros del departamento que se abstuvieran de tener contacto entre ellos y que, en la medida de lo posible, procuraran no dejarse ver entre los pasillos del ministerio.

Había sucedido en más de una ocasión; los secretos que los Inefables poseían despertaban tanta curiosidad que terminaban siendo interrogados hasta el acoso o incluso secuestrados. Todo con tal de que revelaran los misterios que poseían.

Así que por lo tanto, sin poder hablar con nadie dentro del Ministerio, y sin que nadie lo observara siquiera en las escasas ocasiones que abordaba el ascensor o transitaba por los pasillos, había comenzado a sentirse como un fantasma.

Ya había quedado atrás la época en que, debido a su apellido, se sentía el soberano supremo de su colegio. Había superado también, por los pelos, aquella oscura época de su pasado en que se vio sumergido en las pantanosas filas del Señor Tenebroso.

Y también había pasado esa horrible etapa de su vida en la qué, considerado un traidor tanto por los "buenos" como por los "malos" había tenido que ir construyendo de poco a poco un nuevo nombre para tratar de reivindicar a su familia. Cosa que incluso después de tanto tiempo no había logrado del todo.

Después de tanto tiempo, y muchos dolores de cabeza que lo hicieron madurar a la mala, Draco Malfoy ya no se medía de acuerdo a su estatus de sangre, su apellido, o su linaje. Después de todo, las circunstancias en las que vivió se habían encargado de ello.

Ahora contaba con un selecto grupo de amigos de sus años de escuela, después de haber purgado a todos aquellos que aún conservaban los prejuicios de sangre, con quienes solía salir por las tardes de vez en cuando. Intentaba mantenerse ocupado en el escaso tiempo que le quedaba disponible, principalmente para tener algunos temas de conversación y evitar que tocaran el tema de su trabajo. Cosa que de cualquier manera no hacían. Como buenos Slytherins de la época de la guerra, habían aprendido a no meterse en los asuntos de los otros si ellos no querían hablar del tema.

Aún conservaba algunos de sus rasgos de antaño, a pesar de haber cambiado la mayoría de ellos. Seguía siendo mordaz con sus comentarios, y su mirada, a los ojos de quien no lo conocía, seguía siendo tan altanera como siempre. Sus ademanes y su modo de caminar seguían siendo aristocráticos y elegantes, hasta el punto de parecer arrogantes.

Pero aquellos que lo conocían, a quienes podía contar con los dedos de una mano, sabían que detrás de aquella mirada se escondía un orgullo herido que aún no se había recuperado. Y que su porte aristócrata no era otra cosa que un modo de defensa, para tratar de mantener a raya a las personas. Eran su escudo, para evitar que la gente se le acercara. Para evitar que lo juzgaran por quién había sido, o peor aún, por lo que sus padres habían hecho.

Sí, había tenido algunas relaciones en el transcurso de los años; incluso, una par de años atrás había salido con una mestiza a pesar de las reticencias de sus padres. Pero debido a la coraza que se había autoimpuesto para evitar ser lastimado, la chica terminó por dejarlo, alegando que su frialdad y distancia no le permitían acercarse a él.

Atrapados por el Destino [DRAMIONE]Where stories live. Discover now