Caperucitita Roja x3

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Erase una vez una niña muy bonita, de baja estatura y enorme inocencia. Su madre le había hecho una capa roja y la pequeña la llevaba tan a menudo que todo el mundo la comenzó a llamar Caperucita Roja, pero su nombre era Ruki.

Un dia, mientras Ruki jugaba sus muñecas su madre le llamó para pedirle un favor:

- Necesito que le lleves estos pasteles a tu abuela.

- Pero mamá, no quiero ir hasta allá. Está muy lejos y la abuela es muy gruñona.

- Pues si quieres, nada mas le entregas los pasteles y te regresas. -Dijo la madre con cansancio. - Y le dices que es de parte de su hija Kai, ya ves que es vieja y... ¡Anda, antes de que se haga más tarde!

- ¿Pero no me tenías que dar ... - Kai cerró la puerta en la cara de caperucita. - unas advertencias?

Caperucita Roja recogió de mala gana la cesta con los pasteles y se puso en camino. La niña tenía que atravesar el bosque para llegar a casa de la Abuelita, pero no tenía miedo porque allí siempre se encontraba con muchos amigos: los pájaros, las ardillas... o sea era una forever alone.

De repente vio al lobo, que era enorme, delante de ella.

- ¿A dónde vas, niña?- le pregunto el lobo con su voz ronca. - Bueno... Niñita

-¡Oye!- Cruzó sus brazos-A casa de mi Abuelita - dijo.

- No está lejos - pensó el lobo para sí,  dándose media vuelta. – ¿Y si voy a darme una vueltita?

-¿Señor Lobo?

-No interrumpas niña, ¿no ves que estoy planeando la cena?

-¿Me invita? -  Preguntó esperanzada Ruki.

- No, y ya me voy que tengo que conseguir una caña de pescar

Y sin más el lobo emprendió camino a su destino dejando a Caperucita sola.

Ruki puso su cesta en la hierba y se entretuvo cogiendo flores.

- El lobo se ha ido, no tengo nada que temer.-Pensó- La abuelita es alérgica a las flores, así que no dejará de estornudar con este “hermoso” ramo, pero solo se lo doy si no acepta los pasteles. Y si los acepta… ¡también se lo doy!

Mientras, el lobo se fue a casa de la Abuelita, llamo suavemente a la puerta y la abuelita le abrió pensando que era su nieta Caperucita.

- Ay niña, ya te habías tardado con esos pas… ¿Quién eres tú?

- Grandes ojos, manos peludas, una boca con colmillos, ¿no le dan una pista?

-No gracias mijito, no me interesa tu religión.

-¡No, espere! – El lobo detuvo la puerta con su pata y se lastimó.

- Ya ves, eso te pasa por andar de casa en casa con tus cosas. Anda pasa para que te cure.

Caperucita Roja llego enseguida, toda muy contenta por la posible broma que le iba a jugar a su abuela. Tocó la puerta para sorprender a su abuela, pero nadie contestó, así que decidió  entrar, pero la puerta estaba cerrada, así que fue a la puerta trasera, pero al igual que la anterior no se abría.

Hasta que vio una ventana abierta, que era la ventana de la recamara de su abuela, así que decidió entrar por ahí.

Cuando por fin logró subir a la ventana y entrar, Ruki se acerco a la cama y vio que su abuela estaba muy cambiada.

- Abuelita, abuelita, ¡que ojos mas grandes tienes!

- Son para verte mejor.

- Abuelita, abuelita, ¡que orejas mas grandes tienes!

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