CAPITULO I

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Tierra firma, tierra querida, recorrida desde sus inicios, yace en su interior solamente la gratitud y gracias que las personas con buen corazón pueden sacar de esta misma, dar una ofrenda, para algunos es sinónimo de respeto por todo lo que ella provee, el nogal con varios matojos que cubren el tronco del mismo donde está parado aquel sujeto, nació del mismo mundo. Persona es la forma que es nombrada pero su alma alza la bandera de la incertidumbre al cielo celeste que inunda el desierto de este norte, probablemente sea de mañana o mediodía, nadie sabe, ni su caballo que está despierto y listo para partir. Parece que lo amaestro bien, él se levanta, pareciese con dolor de cabeza, ¿alcohol o capaz una riña? La primera es la más factible aunque sus prendas carecen de buen estado, pero que se podría reclamarle eso a alguien que está en pleno desconcierto, en tal ubicación y sin algo para tomar, agarra una tela que cubría su espalda y se la pone por un agujero de su cabeza, ¿hombre sin sombrero? Es raro verlo, los que zarpan en grandes travesías y los que no suelen llevarlos, por aquí los rumores dicen que buscan algo, es algo interesante pensar que una simple cosa puede llegar a tal trasfondo. Es alguien joven según la cara que tiene a pesar de su barba y pelo mal cuidado, mirando al alrededor y sacando una nota de papel lee en voz desgarrada a causa de su estado:

- Sepa usted que si me busca aquí estaré como hace años se lo prometí, mi promesa ha de estar siempre presente en nuestras memorias, busque el norte hacia la última ciudad del reino, los caminos suelen ser largos y abrasadores por lo que...

Manchada por tierra, la tinta del escrito difumino casi todo lo último y mayor parte del texto, ¿abran sido cumplidos u otra indicación? La especulación toma hincapié en el asunto para el hombre que, al no poder seguir leyendo, estalla en rabia contra el suelo, ataques de ira someten a las ramas del árbol en el que estaba, nada lo calma, abra perdido el control de su cuerpo muy fácil, problemas tendrá por supuesto, pero cual será la relación con la persona que escribió tal carta que guardaba con tanto cariño según se nota, descansar capaz sea lo mejor, arremete de vuelta contra el tronco pero para de sufrir en un instante, cae como muerto al ataúd, yace de vuelta en silencio por golpear mal, como si el tiempo hubiese retrocedido revive el primer acto por segunda vez, respira profundamente con dolor y en mirada fría a su caballo lo monta, quien sabe su historia, un hombre desafortunado ¿capaz?, aventurero ¿probablemente?, todo es posible en este campo, la duda es la virtud que poseemos los humanos antes estas circunstancias. Su pelo a duras penas se mueve, roza las puntas de la tela que cubre su cuerpo, blanco con tintes de quemado por el sol, ilumina igualmente, no posee rasgos del imperio feudal pero si de la orden, con un patada leve a su caballo, dirige el destino hacia donde estaba escrita la carta gracias a una brújula precoz que está en su última andada según como esta. Vuela como un ave entre la arena roja del lugar, las patas del animal van más rápidas que aquella águila mora sobrevolando la cabeza del joven, aire sale de la nariz a gran velocidad, es una locomotora dirían algunos, el pelaje de su cola ondea en el mar que está pisando, las colinas son largas y las montañas de distintos colares, algo ilirio ver cómo estas poseen 7 colores desde un morado hasta un verde oscuro como el pasto del castillo de Magnolio Primero.

- ¿Ves el paisaje Mein? Nos hubiéramos quedado si no me hubieras tirado tan fuerte hace unas horas atrás, cómo pudiste hacerme eso?, comprendo que quieras descansar pero si no llegamos a tiempo como podremos asegurarnos si Calisto estará bien... sé que tal promesa ocurrió hace ya bastantes años atrás pero recibir este mensaje aun me da esperanza, capaz... solo capaz, podamos vivir tranquilos de una vez, ¿qué opinas?- hablo como si fuese una persona más de su familia a su caballo pero este claramente no le respondió- si no me quieres dar una señal... entonces solo sigue, después no pidas que te hable o que te sientes solo.

¿Loquera? En cierta medida podría tenerla, en la soledad siempre alguien busca con quien entablar una relación, y su caballo era su amigo. El hambre azotaba, su cuerpo al joven seguía pidiendo su combustible, miraba en el bolso que tenía su caballo y noto que quedaba poca carne, podría parecer vulgar y alguien totalmente desquiciado pero entendía la importancia de ponerla al fuego para no envenenarse, con la madera que cargaba hizo todo lo que hiciese falta y con tan solo comer algo insípido para él era lo mejor del mundo, con una sonrisa en par en par hablaba mientras fijaba su vista en la montaña de distintos colores que se alejaba más cada paso que hacia incluso ya ni se la podía distinguir decía:

El sendero de VersallesWhere stories live. Discover now