El final

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Sehrazat tomó de la mano a Onur y salieron sin mirar atrás. Ella no se sentía para nada culpable porque había hecho lo que le dictaba su corazón. Lo único que la entristecía era haber dejado plantado y en ridículo a un hombre que no lo merecía, pero estaba segura de que, en el fondo, él la entendía.

Cuando llegaron a la puerta de la residencia, él la miró y ella sonrió con emoción. No habían intercambiado palabra, pero eso no era necesario. Hacía mucho tiempo, a pesar de todas las dificultades, que ellos no necesitaban hablar para entenderse y sobre todo en el último tiempo, hablar les había complicado la vida...

Kaan se quedó mirándolos con una de sus sonrisas encantadoras y Nylufer lanzó una risita de satisfacción.

- ¿Vamos a casa? - preguntó Onur.

- ¡Sí! - dijeron los niños a coro y Sehrazat asintió.

Onur abrió el auto y los niños se acomodaron en el asiento trasero. Vio que Sehrazat abría la puerta y dejaba caer el arreglo que tenía en el cabello antes de subirse. Cerró su puerta, solícito y giró por delante del auto para sentarse tras el volante.

Sehrazat lo miró de costado, era como si no quisiese moverse demasiado por miedo a que el encanto se rompiera.

Onur arrancó el auto y cuando comenzaron a moverse, ella respiró aliviada. Onur tomó su mano y besó sus dedos con suavidad. Seguían sin hablar.

El trayecto continuó en silencio y cuando Onur miró por el espejo retrovisor, asombrado de que sus hijos no hiciesen ningún comentario, sonrió complacido al verlos durmiendo atrás, abrazados y con una sonrisa en la cara.

Al llegar a la mansión, Firdevs, que los vio llegar, salió a su encuentro y Onur le indicó que lo ayudara levantando a Kaan, mientras él se encargaba de Nylufer.

Sehrazat le sonrió con calidez cuando la mujer tomó con cuidado al niño y la miró con emoción.

- Sehrazat... -le dijo y Sehrazat asintió agradecida.

Onur regresó cuando ella terminaba de bajarse del auto y miraba su casa con algo de nostalgia.

- ¿Entramos? - le preguntó Onur y cuando ella asintió, él vio algunas lágrimas en los ojos.

- Sí...- dijo solo ella y tomó su mano.

Onur la condujo con suavidad por la casa y subieron con sus dedos entrelazados la escalera.

Al llegar arriba, pasaron por la habitación de los niños y los observaron sonrientes descansando.

Cuando entraron a la habitación y luego de cerrar la puerta, Sehrazat se retrajo un poco y él la miró a los ojos.

- ¿Te arrepientes? - le preguntó.

- No podría... este es mi lugar...- le dijo y él la estrechó entre sus brazos y hundió su nariz en su cuello, como adoraba hacer.

- Me alegra...- dijo él y ella sonrió.

Onur se perdió en sus ojos y deslizó una mano hacia su cabello, dejándolo caer en suaves ondas, liberándolo, como a él le gustaba.

- Lo has cortado... me encanta...- dijo él y ella sonrió con dulzura.

- Necesitaba un cambio... -dijo ella y él besó su frente.

Él se inclinó hacia delante y besó su hombro, la hizo estremecerse y dejó sus labios allí, maravillado de poder volver a disfrutar su piel.

Sus manos se deslizaron a su espalda y bajó el cierre de su vestido. Otro estremecimiento y cuando la miró, sus bocas se reunieron en un beso intenso, cargado de deseo y necesidad...

El finalWhere stories live. Discover now