Prólogo

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Cristabel tenía alucinaciones

Ya no podía explicar de otra manera los sueños tan vívidos que la rodeaban al menos dos veces a la semana, estaba consciente que se acostaba en su cama cada noche y que al tener siempre problemas para conciliar el sueño, su mente vagaba de acá para allá recordando cada evento de su día.

Podía sentir nuevamente el aroma del café que tomo en el desayuno, con vainilla poca azúcar y una cucharadita de cremora. La textura lisa y caliente de la taza de porcelana donde más tarde haría el té.

Podía escuchar el murmurar de sus compañeros de trabajo, los dedos machacando las teclas de las computadoras, las pequeñas ruedas de las sillas contra el piso de madera, el sonido blanco producido por el aire acondicionado, el aromatizante automático empotrado en la pared, que expulsa un genérico aroma a lavanda cada cierto tiempo.

Pero luego, lentamente el ambiente mutaba hacia escenarios distintos, algunas veces hacia construcciones que no conocía, dónde caminaba por largos pasillos con tranquilidad o corría a toda velocidad al tener la sensación que era perseguida por algo; algunas veces mutaba a un escenario abstracto, una escena hecha de trozos inconexos y sin lógica, pero aun así tan vividos, que podía jurar que sentía las texturas bajo las yemas de sus dedos.

Desde su tierna infancia Cristabel había tenido sueños vividos y podía recordar aquellos que la habían marcado de alguna manera, en muchas ocasiones los odió, pero poco a poco descubrió que gracias a su creativa mente podía viajar tanto como quisiera desde su cómoda cama, sin embargo en contadas ocasiones sus sueños se volvían tan intensos que al despertar estaba más cansada que al acostarse el día anterior.

Y esta noche al acostarse, se pregunta lo mismo "¿Que alucinaras hoy Cristabel?"

Cristabel tenía alucinacionesHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin