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—aquí tienes. galletas de canela con chocolate, especialidad de mi mamá. —comentó con orgullo. hwanwoong rió y tomó una. desde niño amaba esas galletas. desde niño amaba a youngjo.

pero jamás tendría el valor para decirle. porque, si el sentimiento no era mutuo, esa linda y tierna amistad se terminaría. y hwanwoong moriría si no estaba con su youngjo.

—¿sabes qué falta? un abrazo tuyo.

ambos soltaron una pequeña risita, y el pelinegro pasó su brazo por encima del hombro de woong, intentando no lastimarlo.

el día anterior estaban jugando baloncesto con unos amigos. el más brusco de ellos al intentar encestar, tiró a hwanwoong y se lastimó su brazo. youngjo tuvo que cargarlo y correr hasta el hospital, afortunadamente éste se encontraba cerca.

el mayor le acarició el pelo, mirándolo con una sonrisa típica de él. hwanwoong sonrió, embobado por ella.

youngjo se apartó, e intentó levantarse de la cama. el menor apretó con fuerza su abdomen, como súplica para que no lo dejara. soltó un pequeñito gemido, pues al aplicar fuerza se lastimó un poco más el brazo.

—lindo, está bien. no me iré, pero no te lastimes.  ¿quieres ver una película?

el rubio asintió animadamente, y volvió a abrazar a youngjo.

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𝚂𝚠𝚎𝚎𝚝 𝙱𝚘𝚒Where stories live. Discover now