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—No me gustan las galletas —dijo sonriendo sin abrir dientes al chico de su lado.

Hyunjin estaba sentado en la sala de espera hacia la oficina del director junto a otro chico que tranquilamente había estado devorando un paquetín de galletas.

Nunca le había gustado comer esas cosas; le parecía alimento que carecía de algo rico y nato. Eran ideas locas de él, pero como siempre, se aferraba a esas ideas como si fuera lo único que en algún momento le quedaría

— ¿No te gustan las galletas? —cuestionó el otro chico con los ojos abiertos.

Hyunjin negó suspirando con fuerza. Ya se esperaba ese tipo de reacción por parte de cualquier persona. Todos lo cuestionaban con cosas como "¿seguro?" y "estás bromeando", a lo que siempre tenía que asegurar y hasta jurar por su mamá que odiaba las galletas

Sí, se podría decir que las odiaba. Galletas, pensar solo la palabra le hacía sentir un tanto raro. No comía ni la saladas o dulces o aquellas combinaciones de ambas; oh, esas eran las peores de todas. En definitiva, odiaba las galletas y no le gustaban para nada.

— ¿Por qué es tan raro? —cuestionó al pelinegro cuando se quedó estático.

El pequeño solo bajó los hombros mientras daba otra mordida a aquella galleta de chocolate. Hyunjin amaba el chocolate, pero pensar en que estaban en las galletas como la mayoría de los alimentos que amaba le hacía sentirse un tanto en contra de su naturaleza.

—Pues porque... Son deliciosas —confesó mientras volvía a morderla, esta vez, saboreándola hasta lo más que pudo.

Seungmin, el chico que si comía galletas y uno de los más adictos, tenía esa manía de estar siempre con un paquetín entre sus manos. Le resultaba imposible creer que el chico castaño y alto de su derecha no comía galletas y le hacía sentir un tanto indignado.

—Claro que no, las galletas son... —pensó Hyunjin. Se movió retorciéndose como si algo le hubiese revuelto el cuerpo. En definitiva, las galletas eran... —; horribles.

—Te haré cambiar de opinión —admitió Seungmin asintiendo.

Hyunjin rodó los ojos; si recibiera una moneda por cada vez que escuchaba eso ya sería más que millonario. Muchos habían intentado hacerlo cambiar de opinión pero ninguno lo logró, aquel chico no iba a ser la excepción.

—Inténtalo; no lo lograrás —Hyunjin se paró de su asiento y saliendo de la sala soltó una carcajada.

Claramente no lo lograría; jamás nadie haría que amara esas cosas endemoniadas. Odiaba las galletas, y nada cambiaría eso. Ni siquiera el chico de la sala de dirección.




—❀❀❀

Quisiera agradecerle a hxLover por permitirme adaptar su hermosa historia al HyunMin. Todos los créditos pertenecen a ella. 

𝘾𝙤𝙤𝙠𝙞𝙚𝙨 ♡━sєungjin•• -αdαpтαcιóɴWhere stories live. Discover now