¢αρíтυℓσ 3.

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Bien. Puede que Hyunjin fuera algo agresivo con el tema de las galletas, y por puede me refiero a que lo era. Era mucho, muy agresivo.

Y aquel paquete de galletas que voló por los aires hasta llegar e impactarse con la espalda de Seungmin lo había demostrado.

—Galletas —recordó cuando ya iba llegando a su casa. Suspiró y de frustración tiró de sus castaños cabellos—. Que chico más idiota.

Esas eran las palabras que se había repetido desde que había salido de la escuela. Idiota, idiota, idiota. Y es que no le encontraba un apodo más razonable para su estúpida actitud, aparte de que era extremadamente molesto y tedioso.

Ya lo odiaba y ni si quiera lo conocía en totalidad; y no creo que quisiera conocerlo.

Entró en su casa y después de saludar a su mamá, papá y hermanos subió a su habitación para tirarse en su cama a dormir.

Dormir. Aquella palabra sonaba tan bien en su cabeza y eso fue lo que hizo. Se recostó y con la cabeza hundida en sus almohadas se sumió en un sueño profundo.

Todo hasta que supo que tenía que hacer la tarea temprano.

—Maldita tarea —bufó en voz baja con su vocecita ronca y grave.

Comenzó a sacar una por una sus cosas, así como las había metido en detención.

Detención. Su furia regresó a su anatomía al recordar al idiota de las galletas y... Uh, en serio que era idiota. Y quizá nunca se cansaría de decir eso.

Cuadernos, algunos lápices. Su mano vagó al fondo de su mochila y al sentir un paquetito cuadrado de cartón lo sacó.

— ¿Qué es esto? —leyó la caja y sonrió al ver que decía "gomitas de panditas".

Oh, bueno, él amaba los dulces. Más aún aquellos deliciosos pandas. Aunque a veces sentía que los asesinaba porque los comía, eran lo mejor del mundo.

—Abramos esto —se dijo a sí mismo.

Con ilusión destapó con cuidado la caja y al darse cuenta de su contenido gritó.

Estaba siendo más que molesto. Estaba siendo terriblemente odioso y si LO ODIABA CON TODO SU SER.

Kim Seungmin acababa de entrar a su lista negra de gente que solo le jodía la vida.

Unas galletas blancas estaban acomodadas y una nota pequeña estaba sobre ellas.

"Ja, ja. Sorpresa"

—Maldito hijo de... —no lo término por respeto aquella señora—. ¡Lo odio más a él que a estas malditas cosas!

Con enojo, abrió la ventana de su habitación y de un solo manotazo aventó las galletas a la faz de su patio, esperando nunca volver a tener esas cosas en su habitación.

Y si Hyunjin odiaba mucho las galletas, si odiaba más a Seungmin, todo el odio del mundo estaría acumulado.

—Sólo que me deje en paz —lloriqueó en su almohada y pataleó haciendo berrinche.

𝘾𝙤𝙤𝙠𝙞𝙚𝙨 ♡━sєungjin•• -αdαpтαcιóɴWhere stories live. Discover now