Estrella ocular.

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La noche es helada, pero no les impide a él y su séquito de amigos el montar sus motocicletas mientras que esperan con paciencia que uno del grupo deje de estar coqueteando, aún así, más de alguno ya bastante cabreado va hasta el muchacho para golpear su cabeza o amenazarlo con un fierro.

Jimin simplemente juega con la piruleta sabor uva, esperando y dándoles a todos una mirada realmente aburrida, casi parece perezoso en hacer esto, pero solamente es una imagen. Dentro de él, esta tan ansioso que no puede dejar de mover los dedos y tiene una sonrisa coqueta, algunas chicas piensan que es hacía ellas, y de manera indirecta les está pidiendo acostarse después de la carrera y hacer uno que otro acto de vandalismo que harán luego de este momento. Puede que entrar a alguna tienda donde la ropa cueste más que una pobre casa, o vayan por ahí a asesinar a quien ellas quieran, luego dando una excusa que estaban con pandilleros y estos las habían tomado como compañía de sus actos horribles a la fuerza.

—Hey, chico bonito.

El dulce en la boca de Jimin es rápidamente robada por una mano grande, y de un joven con cabellos rojizos tan apuesto que le da náuseas. No le dice nada, ni siquiera se muestra un poco colérico al ver como el ladrón colocaba la piruleta en su boca y saboreaba el sabor de la ácida uva. Jimin dentro de su cabeza grita que es repugnante y desea golpear la cara del chico con el bate que esta a sus pies por ser tan descarado.

—¿Qué quieres, Taehyung? —masajea su cuello, aburrido de la espera porque en verdad, necesita correr para poder sacar las energías de este día, el cual; fue realmente una mierda—. Primero me robas mi dulce, y ahora irrumpes mi tranquilidad.

Taehyung se ríe, caminando de una forma elegante hacia la  motocicleta que le pertenece con adornos exagerados. No se toma la molestia de saborear con lentitud la piruleta, es más, ahora la mastica con fuerza y sin miedo a hacerse daño en la dentadura. El sonido hace que cualquiera le coloque atención y haga una mueca extraña ante lo desagradable que puede ser ese acto, pero, nadie se atreve a interrumpirlo en su momento confortable con sus fechorías.

Taehyung puede parecer alguien simpático, quien le puedes confiar a tu hijo, pero en verdad es una mala persona que no dudará en traicionar a cualquiera, y si tuviera un niño, lo entregaría al mercado negro para recibir una buena paga. Dinero fácil.

El tráfico de niños es bastante visto en estos tiempos, es por eso que se alentó un toque de queda para los menores de edad y que sus padres tuvieran un máximo cuidado con ellos. A Taehyung jamás les dieron lástima, ver las noticias, sobre madres desesperadas o imágenes explícitas de como encontraban los cadáveres fue común en cada día de semana.

Podrían catalogarlo como un maníaco. No tenía una lealtad con nadie y era sumamente calculador, sabía como agradar a las personas y el remordimiento de hacer algo malo nunca permanecía. Jimin también podría colocarle esa etiqueta. Pero de algo con lo que Jimin estaba seguro es que, Taehyung, uno de sus mejores amigos, jamás podría atreverse en hacerle algo.

Habían pasado cosas difíciles, y aunque el de sonrisa cuadrada tratara de hacerse una máscara de un verdadero loco al que nadie podría tocar, solamente fueron por cosas de su pasado que se hizo aquella fachada. Pero ni todo el pasado lamentable hacia justificable lo malo que podía ser en ocasiones.

—¡Por fin! —gritó una chica con la mitad de la cabeza rapada—. Bien chicos, ya saben las reglas de la carrera. Quienes aniquilen la mayoría del otro grupo ganarán. Podrán retirar sus pedidos y dinero —seguía explicando. Para algunos fue innecesario, y otros, solamente le colocaban atención porque estaban realmente emocionados.

Jimin se apresuró en sacar la llave de su gran motocicleta. Cuando incertó la llave, una luz en medio del manubrio comenzó a parpadear y una pantalla digital apareció frente a él, dando una variedad de velocidades y estado del objeto, cuantos litros de gasolina tenía y demás. Mordió los labios, colocando todo a la máxima potencia, estaba atrasado, todos tenían el motor rugiendo y cascos puestos. Cuando agarró el casco que cubrió su cabellera rosa y rostro, quiso dar por alto que la mayoría de su grupo tenía alguna que otra pistola para asegurar la victoria.

UTEPILS @kookmin.osWhere stories live. Discover now