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“En las personas más extrañas, se encuentran los amores más fieles.”

..
.

—A-Akamaru-kun…—llamo con ambas manos alrededor de su boca, un sonrojo cubría parcialmente su rostro y sus claros ojos estaban rodeados por gruesas venas.

Había sido una tonta al desobedecer la advertencia de su compañero de equipo, definitivamente no se debió haber dejado conmover por aquellos pequeños y brillantes ojos, en el momento en el que soltó su correa empezó su desgracia. Llevaba al menos unas dos horas buscando al perro ninja de Kiba que había prometido cuidar por ese día, siguiendo sus rastros de destrucción que la llevaron a un callejón aparentemente abandonado.

Cansada suspiro un poco, desactivando su línea sucesoria, y limpiando el sudor que brillaba en su frente. Una vez que lo encontrará definitivamente no le volvería a soltar la correa, así le hiciera los ojitos más brillantes y tiernos del mundo entero.

—¿Dónde estarás Akamaru-kun?.—susurro, había recorrido casi toda la aldea en busca del gigante perro ninja, no entendiendo como un canino tan grande podía ocultarse y más sorprendente aún, ocultarse de su Byakugan.

Durante su búsqueda se había topado con varios amigos y conocidos, les había preguntado si habían visto al canino ninja pero ninguno había dado una respuesta positiva, más bien la sorprendieron cuando le dijeron que Naruto también buscaba una mascota.

“—Naruto también andan buscando a su mascota.”

Le había comentado Ino, cuando paso por su florería.

¿Naruto tenía mascota? Esa era definitivamente una noticia nueva para ella.

Más no tuvo tiempo de seguir divagando cuándo el sonido de unos alarmantes maullidos la trajo de vuelta a la realidad. Activando su Byakugan buscó la fuente del sonido y un jadeó de horror escapó de su boca cuando vio lo que sucedía.

Un enorme canino parecía querer tragar a un gato, mientras el felino luchaba con todas sus fuerzas para sacar su cabeza del hocico del perro. Corriendo lo más rápido que podía apareció frente al can y el felino, y una mueca de sorpresa se formó en su rostro cuando reconoció al gigante perro.

—¡¡A-Akamaru-kun no te comas al gatito!!.—grito horrorizada, y tanto él felino como el perro parecieron congelarse ante el sonido de su voz.
Akamaru abrió su hocico de inmediato y como un costal de papas el pequeño gato negro cayó al suelo, todo lleno de saliva y con la respiración entrecortada.

Completamente asustada y preocupada corrió en auxilio del pequeño animal, tomándolo en sus manos y revisando que no estuviera herido de gravedad. Pasados unos minutos un suspiro de alivio abandonó sus labios cuando notó que el pequeño felino solo parecía estar en un estado de shock, dejándolo en el suelo dirigió su mirada clara a Akamaru quien solo bajo la cabeza soltando un pequeño lloriqueo.

—E-esta vez no caeré.—le advirtió sintiendo su corazón oprimirse cuando el enorme canino la miró con ojos suplicantes.—D-D-Definitivamente no caeré.—volvió advertirle sacando de entre su bolsillo la correa de Akamaru.

—M-Me causaste muchos problemas hoy, Akamaru-kun, y como si no fuera suficiente casi matas a un pobre gatito.—le reprochó amarrando la correa alrededor del cuello del can, acariciando con delicadeza su suave pelaje blanco.—…L-lo siento.—se disculpo sonriéndole con disculpa.

[…]

¡Deshonra! ¡Humillación! Ese maldito saco de pulgas le pagaría tal humillación, una vez volviera a ser humano definitivamente calcinaría a ese maldito perro con sus llamas negras, y se aseguraría que no quedarán ni siquiera sus cenizas. ¡¡Cómo que se llamaba Uchiha Sasuke, que lo haría!!

Aún con sus ojos cerrados y su respiración  entrecortada, sintió unas pequeñas manos cogerlo con delicadeza. Reconoció el toque de inmediato.

Al abrir los ojos se encontró con unos claros que lo veían preocupados y nerviosos.

—¿Estás bien? ¡L-lo siento, realmente lo siento!.—se disculpo acariciando su cabeza llena de baba de perro. Asquerosa baba de perro.—Te llevaré conmigo, me aseguraré que estés bien. ¿Ok?.—susurro acercando su rostro a él.

El la observó y aquellos ojos blancos lo hicieron sentir pequeño e indefenso y en contra de su voluntad un pequeño ronroneo abandonó su hocico.

¿Eso realmente había pasado?

Sorprendido la observó, y de inmediato lo constató cuando vio su sonrisa dulce y suave.

—¿K-Kuro-kun?...—susurro sonriendo dulcemente, tan dulcemente que aquella maldita sonrisa le causó diabetes, estaba seguro tendría que inyectarse insulina, porque a este…. ¡Un momento! ¿¡Cómo le había llamado esa chica?!.

¿Kuro…. Kun? Osaba ponerle un nombre tan ridículo a su magnífica persona.

Aquellos claros ojos lo vieron con dulzura, mientras la sonrisa seguía plasmada en su labios rojos.—Ese nombre te va bien, eres de color negro. ¿K-Kuro-kun te gustaría quedarte conmigo, mientras busco si tienes dueño?.

¡No! ¡Jamás!

Se apresuró a contestar, olvidando por unos cuantos segundos que de su boca no salían nada más que maullidos que aquella torpe chica entendió de otra manera.

—M-me alegro que estés emocionado K-Kuro-kun.—susurro empezando a caminar con él, en uno de sus brazos y con el otro jalando la correa del asqueroso canino ninja.

Al voltear su mirada hacia atrás le pareció ver qué aquel gigante perro le sonreía con burla… Si. Naruto definitivamente se podía considerar un hombre muerto, desde ya se podía ir despidiendo de su sueño de ser hokage.

¡Uchiha Sasuke es un gato! ¡Gato!Where stories live. Discover now