Maldita cotidianidad que me hace recordarla, no es que esté haciendo grandes esfuerzos por olvidarla tampoco, pero el que su cara se me venga todo el día a la Cabeza es un poco agotador, sobre todo porque de lo único que estoy seguro es de que ella no volverá.
Cuando conocí a la Isi me encantó desde el primer momento, su carita tan linda, esa risa que te dejaba helado porque siempre era inesperada; se reía por cosas que a nadie más se le ocurriría reírse, pero a pesar de eso a nadie le molestaba.
Pero poco a poco esas risas espontáneas se fueron tornando en dejos de melancolía y lágrimas fugaces que ni ella misma entendía su porqué.
En ese momento entendí que ella no era de este mundo, la energía que transmitía era desde siempre muy cálida, pero su excesiva preocupación por el sufrimiento de los demás, fue demasiado para ella, la fue consumiendo y poco a poco fue apagando esa luz, que te hacía querer admirarla desde lejos, y la cubrió con una sombra muy espesa.
La gente normal se deprime por sus propios problemas, la Isi no, ella cayó en una profunda depresion sólo porque no podía vivir su privilegiada vida sabiendo que otros la pasan mal.
Ya han pasado varios años desde que empecé a condenarme por no atreverme nunca a decirle cuánto me gustaba. Pero nunca había pensado tanto en ella como desde hace unos meses, cuando la vi; ahí estaba ella con su sonrisa, su voz y esa mirada que te tranquilizaría ante todo. Al acercarme percibí que no era ella, sino una versión más serena y apagada de la Isi, su nombre era Melisa, su hermana menor. Al ver su rostro cuando le pregunté por su hermana supe que no la volvería a ver.
Hacía unos tres años entonces de su muerte. Viaje familiar, choque frontal, todos quedaron mal, pero ella fue la única que no tuvo la fuerza para sobrevivir, supongo que lo prefirió así.
Este mundo sencillamente no era para ella. Demasiado oscuro para alguien que irradiaba tanta luz. Si tan sólo su imagen me dejara por un momento para poder volver a dormir... Pero creo que será una noche más pensando seriamente en declararme a lo que queda de ella; recuerdos.
