No siempre lo que comienza bien, se mantiene así. Y era algo de lo que Stanley Marsh se había dado cuenta muy, muy tarde.
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South Park es creación de Trey Parker y Matt Stone, yo sólo tomé sus personajes y creé una historia alternativa...
Stan estaba hecho un lío, no sabía si debía escuchar a sus amigos o hacer como si nada pasara; seguro optaría por lo último.
Estaba sentado en el sofá de su casa cuando un mensaje llegó, era del dueño de su confusión.
Leyó el mensaje mientras una sonrisa boba se iba formando en sus labios, en el mensaje Tucker se disculpaba por la manera en que actuó, y claro que Marsh iba a perdonarlo rápidamente. Le respondió con un simple "está bien, no pasa nada" cuando en verdad pasó de todo.
Aunque había algo que seguía preocupandole, y era el hecho de que Craig parecía estar muy "cariñoso" con ciertas personas. Tal vez podría tener una pequeña charla con él, es lo que las parejas hacen cuando tienen problemas, ¿no?
Suspiró. Tomó su celular y texteó.
"¿podemos vernos?"
El mensaje no tardó en ser respondido.
"Oh, ¿tan pronto me extrañas? eso me gusta." "te veo en el parque en una hora."
Stanley soltó otro pesado suspiro mientras guardaba su celular nuevamente. Ya estaba vestido, así que tenía una hora libre la cual desperdició jugando en su consola.
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─Má, voy a salir, nos vemos más tarde.— avisó el azabache mientras tomaba su abrigo.
—Oh, ¿vas a ir con Craig?— para nadie era un secreto que esos dos estaban saliendo.
Stan asintió.
—Muy bien, sólo no vuelvas tan tarde.— habló la castaña con suavidad.—Tienes que estar aquí antes que tu padre llegue, no queremos problemas, ¿bien?
—llegaré antes de las diez, no te preocupes, mamá. ¡adiós!
Luego de eso, cerró la puerta y fue directo a dónde había quedado con Craig. No tardó mucho, y le sorprendió que el antes mencionado ya estuviera esperándolo, sentado en una banca.
—Hey.—saludó Marsh, sentándose junto a su novio.
Tucker se inclinó un poco para darle un beso a Stan, pero este ladeó la cabeza, haciendo que los labios de Craig quedaran en su mejilla.
—¿Pasa algo?— preguntó Craig algo molesto por aquello.
El de ojos más claros suspiró, se acomodó en la banca para verlo a los ojos.
—De hecho, sí. Te cité aquí porque quiero hablar contigo sobre algo.
De repente la mirada del azabache más alto se volvió una de interés, por lo que le dio su completa atención al chico del pompón.
—Te escucho.
—B-Bien, es sólo que... Te he visto muy apegado a... Ciertas personas, no me hablas como antes, y empiezo a preocuparme...
—Ve al grano, Marsh.
—He pensado que...¿Me estás e-engañando?— su voz salió cortada.
Hubo un corto silencio, la mirada del mayor no expresaba nada.
—Oh, Stan, ¿es por eso que actúas tan distante?, ¿porque piensas que te engaño?— una risita salió de sus labios, con su dedo índice le tomó del mentón, alzando con delicadeza su rostro.—No tienes de que preocuparte, bebé, eres el único a quien quiero.— y plantó un beso en sus labios color cereza.
Stan se estremeció ante el suave tacto, no siempre recibía caricias de ese tipo por parte de Craig.
—¿De verdad?— preguntó tímido Stan, confiando plenamente en sus palabras y sintiéndose tonto por dudar de Craig.
—De verdad.— sus palabras eran tan convincentes.—¿Quieres ir por un smoothie?— sugirió.—Yo invito.
Stan sonrió y asintió. Claro que Craig no podría engañarlo, quizá su mente le jugó una broma y exageró las cosas.
Tucker se levantó de la banca y extendió una mano a Marsh, el cual no dudó y la tomó, caminando así hasta el súper más cercano.
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