Regreso a casa

4K 425 122
                                    


Sintió como Naruto se rendía a la calidez de su boca. El peso del rubio cayó por completo pero sin intenciones de ocasionarle molestias, el blondo estaba al tanto de eso. Recorrió con sus pálidas manos la ancha espalda para luego llegar a la cabellera rubia y jalarla con más intensidad para que sus labios no se despegasen de los suyos. Cuando se apartaron por falta de aire en la negrura de la noche, y solo con la luz de la luna como testigo de su noche de pasión, observó el resplandeciente brillo azul lleno de deseo pero también lleno de ternura.

—Será mi primera vez, así que más vale que seas cuidadoso-advirtió serio. Levantó su mano y acarició la mejilla con aquellas adorables marquitas que jamás había visto en su vida, el rubio se dejó mimar mientras cerraba sus ojos y tomaba la mano del moreno entre la suya.

—Te lo prometo-susurró, tomó la mano de Sasuke de su rostro y besó dulcemente el dorso haciendo sonrojar al Uchiha—Eres hermoso, Sasuke-le miró sonriente.

—No digas tonterías-gruñó incomodo.

—No es ninguna tontera. Jamás había visto un chico tan guapo como tú. Estoy completamente cautivado por ti.

—Im-imbécil-murmuró abochornado.

Naruto rió por lo bajo y acercó sus labios a los suyos para sellarlos y probar una vez su delicioso sabor y jugar con su juguetona lengua. Las caricias iban y venían, procurando no poner nervioso a su azabache, fue lento y manteniendo el control. Sus delgados pero fuertes brazos, sus torneadas piernas, su cintura, y por último su prieto trasero, Sasuke dejó escapar un jadeo en cuanto el oji-azul apretó una de sus nalgas.

Se separó de él tan solo un poco para quitarse la playera blanca dejando al descubierto su musculatura, el perfecto abdomen y el pecho lampiño, Sasuke admiró ese cuerpo con la luz colándose por la ventana y sin pudor alguno pasó ambas manos por todo su pecho incluido sus pezones, pellizcó un poco ambos dejando al rubio soltar un gemido ronco para luego mirarlo con una pequeña sonrisa.

—Vaya, vaya-sonrió divertido—Eres muy sensible aquí, Naruto-volvió a presionar los pezones rosados sacándole otro gemido al atractivo blondo que estaba a horcajadas sobre él.

—Sasuke, eres muy travieso-murmuró ruborizado. Quitó sus manos del pecho y se acostó sobre él sin dejar de perder esa mirada ónix que lo hacía estremecer a cada segundo—Sasuke...

—Hmm-jadeó bajito al sentir a Naruto besar su cuello, un punto erógeno del que no estaba al tanto y que su amante había descubierto sin problemas. Comenzó a chupar una pequeña porción de piel, succionarla como si sus labios fueran ventosas, Sasuke se aferró a su espalda y levantó el rostro envuelto en el placer dándole más acceso para que lo marcara como suyo.

Naruto no iba a detenerse. La perfecta blancura de ese cuello, un gran espacio para llenar con sus labios, era tan excitante. Una marca, dos marcas, tres marcas, ponía su sello en cada parte expuesta, mientras el moreno no dejaba de gemir contra su oreja.

Esto era algo completamente nuevo para él. Nunca había dejado que un hombre le diera semejante atención a su cuerpo, nunca nadie le había tocado gentilmente y al mismo tiempo, de manera tan descarada. Debía admitir que se sentía muy bien, bastante, pero sabía que solo era el principio, él y Naruto debían recorrer un largo camino hasta saciar sus bajos instintos.

—Sasuke, Sasuke, eres tan hermoso-rompió la unión con esa suave y adictiva piel para lamer el lóbulo de su oreja.

—¡Ah!-se mordió el labio inferior, otro punto erógeno que no tenía idea que tuviera.

Sasuke estaba destapado dejando a la vista la única prenda que ocultaba su excitación. Su amante bajó la mano sin dejar de repartir lamidas por su oreja y cuello para tomar el duro bulto formado por encima de los bóxers. Comenzó a masajearlo muy tortuosamente haciendo que el azabache frunciera el seño, de repente tuvo en cuenta el cómo estaba reaccionando ante el tacto en su pene. Es cierto, no se había masturbado, una cosa realmente natural para un muchacho pero que él jamás había tenido en cuenta. Podía sentir el dolor de su pene hinchado y las caricias que esa mano le hacía poner la visión nublada.

¿Qué soy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora