Capitulo #2: Rescate.

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Ahora tenia que descubrir lo que podría hacer para sacar estos pobres niños de aquí, Samar se preguntaba una y otra vez como es que jamás se dio cuenta que su ex tenía alguna conexión con las nuevas especies, miro a su alrededor en busca de ideas, mientras los pequeños no despegaban su mirada de ella, la seguían, como tratando de adivinar su siguiente movimiento, esperando que en cualquier momento ella los atacase, no los podía culpar, a su corta edad deben de haber sufrido lo suficiente para una vida, no dejaron de gruñir y hacer sonidos amenazantes en ningún momento, pero no eran en un volumen lo suficientemente alto como para que el hombre que está en el primer piso escuchara.

Su respiración se estaba acelerando por el miedo y la ansiedad de la situación, tenía que apurarse, lo primero que se le ocurrió, fue tomar el teléfono y llamar a su prima, la línea sonaba ocupada, respiro profundo, y supo lo que tenía que hacer, le dejo un mensaje de voz en el buzón, una preocupación menos, o eso creía, volvió a poner el teléfono en su oreja rogando a que esta vez si respondieran, primer tono, comenzó a sudar, segundo tono, tenía ganas de llorar.

-Ana al habla- el alma le volvió al cuerpo, -Hola, Ana soy Samar, como están las niñas?- trato de sonar lo más natural posible, se escuchó al fondo el sonido de Muna riendo, y pudo respirar por un momento.

- Muy bien, Muna ve televisión, y Zita duerme, es todo un angel- sabía que lo más probable es que tardara en volver a ver a sus amores, lo presentía, tal vez su instinto materno era el culpable, pero no creía equivocarse.

-Necesito que hagas una maleta para las niñas con lo básico, y las lleves con Eliz, no le digas a nadie con quien están las niñas, y si alguien pregunta no sabes de nosotras, y por favor, por favor solo llévalas con mi prima, con nadie más- La joven no entendía, solo confirmo que haría lo que se le ordenaba, era su trabajo, pero no dijo más, esperando algún otro comentario.

Antes de poder cortar la llamada Samar escucho el crujir de las escaleras, alguien venia,- Por favor dile a Eliz que le confió mi más grande tesoro-,colgó, corrió detrás de las escaleras, guardando el teléfono en su bolsa, tenía que tranquilizar su respiración o más rápido la encontrarían, en ese momento se dio cuenta de que los niños habían dejado de hacer ruido, pero no dejaron de observarla, vio a un hombre que se paró dándole la espalda a ella, frente a la jaula con un tubo de al menos metro y medio de largo en mano, el cual golpeó contra uno de los barrotes de la jaula, haciendo un fuerte sonido, además de agudo, los niños se taparon los oídos y sus caras reflejaron dolor.

-Bien pequeños fenómenos, hoy cuidare de ustedes no quiero problemas- el hombre rio al ver lo que les causo -Mañana vendrá a verlos el doctor, no están contentos?- a los muchachos les recorrió un escalofrió por todo el cuerpo, ellos sabían que cuando el doctor los iba a ver era para experimentar con ellos, y tendrían mucho dolor, el hombre rio al ver el miedo en sus caras.

Samar no quería escuchar más, sabía que tenía que actuar ya, ¿pero cómo?, se dio cuenta de un tuvo similar al que traía el hombre en la mano se encontraba unos pocos centímetros de donde se encontraba ella, solo tenía que estirar un poco la mano, cuando uno de las muchachos volvió a poner su mirada en ella, lo único que pudo hacer fue poner un dedo en su boca, pidiendo que hiciera silencio.
62-B miro a la humana, parecía esconderse del otro humano, no entendía el porqué, ¿no eran aliados?, era extraño su comportamiento, no parecía querer lastimarlos, su hermano se encontraba poniendo más atención al humano frente a la jaula, vio a la mujer tratando de alcanzar él tuvo junto a ella, entonces la humana se dio cuenta de que el la observaba, hizo un gesto que hacia el doctor cuando pedía silencio a los guardias que de vez en cuando los vigilaban, quería que se quedara callado, el asintió levemente para no alertar al humano.

Samar se levantó con el tubo en la mano, sin hacer ruido, camino lentamente hasta el hombre, y al estar a la suficiente distancia le golpeo la nuca con toda su fuerza, el hombre primero callo de rodillas, hasta caer de cara al suelo, se iba a agachar para ver si el hombre seguía vivo, pero lo pensó mejor, no quería sentirse aún peor.

Cuando 62-B y 63-B observaron la escena, el aire se atascó en sus gargantas, miraron fijamente el cuerpo del humano en el suelo, con su agudo oído trataron de captar la respiración del macho humano, pero no escucharon nada, estaba muerto, solo la agitada respiración de la humana llenaba sus oídos, esta se acercó a los pantalones del macho y le quito unas llaves, la estudio, y luego levanto la vista a ellos.
-Se que no confiaran tan fácil en alguien como yo- trato de calmar su repiración -Pero, necesito que vengan conmigo- Hablo de la manera más tranquila, como si les hablara a sus pequeñas hijas.

-Para poder llevarlos a un lugar, donde ya no les harán daño, donde habrá más como ustedes-
63-B la miro penetrantemente -Porque confiaríamos en un humano- su tono fue tan frio, pero por lo menos le habían hablado.

-Por favor- rogo la humana, 62-B aspiro fuertemente, no parecía mentirles, pero era humana no se podían confiar, pero si ella decía la verdad, podrían tener una vida mejor, o vivir igual, solo habia dos posibles resultados, era un riesgo que quería correr, miro a su hermano, 63-B también busco su mirada, y como si se comunicaran con telepatía, ambos asintieron, no tenían nada que perder.

Ambos miraron a Samar y asintieron, ella se acercó a la puerta, calando cada una de las llaves, hasta que encontró la correcta, cuando la puerta se abrió, ella se corrió a un lado para dejarlos pasar, ambos niños se quedaron parados tratando de asimilar la libertad, cuando 62-B decidió dar el primer paso, en cuanto cruzo la puerta, miro a la humana, 63-B le siguió y ambos la miraron detenidamente.

-Yo los cuidare, hasta dejarlos en buenas manos- No sabían porque, pero ambos confiaron en las palabras de la hembra humana, sus ojos brillosos, su aroma a fresco y dulce les agradaba, e inspiraba confianza.
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