Paciencia. lwt + hes [adaptación] ✓

capitulo 3.

Así como todos los días Harry caminaba tranquilamente por los pasillos del instituto yendo hacia los casilleros, el lugar donde guardaba toda la basura que le hacían hacer en el instituto.

Y es que para él, el instituto no le traería nada productivo. ¿Para qué le servían las matemáticas si él no pensaba usar números a lo largo de su vida? ¿Para qué le serviría la historia si lo que contaba era el presente? Una mierda, según él.

Tenía ese tipo de mentalidad, era de esos chicos que odiaba el instituto, que odiaba levantarse temprano y tener que aguantar a personas pesadas que se ponían en su camino.

Como Louis Tomlinson.

Apenas con dos semanas de asistir a las clases de su nuevo insti, ese chico no lo había dejado de joder.

Cada cosa que él hacía, enfurecía a Louis.

“Debe hacerle falta una buena polla para que se tranquilice" murmuró Harry perdido en sus pensamientos.

“Anque con ese genio que se carga nadie querría tenerlo consigo por más de dos minutos" volvía a pensar Harry.

El rizado río y siguió con su camino, sacándose de la mente a la pulga enojona.

Una vez frente a su casillero comenzó a tirar sus cosas dentro y en eso siente unas manos tocarle suavemente el hombro, llamándolo. Se giró abruptamente por el contacto físico no deseado y se encontró con una chica, alta y de cabello negro.

—¿Qué? —le preguntó Harry olvidando los modales que la madre alguna vez le había enseñado.

Las mejillas de la chica enrojecieron, y a Harry le dió diabetes de la mala.

—Me preguntaba si querías ir conmigo luego de clases al cine. Veo que aún no te has integrado y me gustaría ser tu amiga —habló educadamente la chica.

Harry se le quedó mirando por unos segundos largos, de arriba hacia abajo, poniendo nerviosa a la pobre muchacha.

—No me interesa tener amigos aquí realmente y si salgo contigo al cine mi novia creerá otras cosas. ¿Comprendes? —preguntó Harry calmado.

No tenía novia y si la tenía no le importaría salir con la chica, era guapa. Pero no tenía ganas simplemente.

—Oh... —la chica agachó la cabeza avergonzada y asintió. Se despidió con la vergüenza aún intacta y se perdió de la vista del rizado.

Este negó con la cabeza al ver a la niña tan avergonzada y volvió a lo suyo, no le sorprendió para nada ver a su lado a lo que parecía ser su enemigo, mirándole con una sonrisa que pretendía ser inocente.

—¿Ya andas rompiendo corazones?

—Si, y culos también.

La sonrisa del rizado se expandió al ver al más bajo mirarle mal. Se enojaba tan fácilmente y quizás era eso lo único que tenían en común.

—¿No puedes tratar de hablar sin groserías al menos una vez? —espetó Louis.

—jodidamente no.

—Claro, las personas como tú no saben lo que es tener educación.

—¿A qué te refieres con personas como yo? —preguntó Harry molesto, sintiéndose repentinamente discriminado.

Louis soltó una risa malvada mirando a Harry de pies a cabeza, poniendo cara de asqueado.

—Tan solo mírate Harry, eres una vergüenza. Tan impresentable, tan... agh. Tu sola presencia hace que me dé náuseas.

Decir que el ego de Harry estaba siendo pisado era poco, la mirada que el castaño le dirigía decía que estaba hablando completamente enserio.

Harry no tenía paciencia. Harry sentía la necesidad de estampar su puño en la cara aniñada del enano, pero no lo hizo.

Simplemente se limitó a reír.

—Se nota que te gusto, eres tan obvio —le contestó.

—¿Pe-pero tú qué cosas dices? —empezó Louis. Al principio su risa fue corta, con el paso de los segundos se extendió y al minuto ya estaba atrayendo la mirada de todos los que estaban.

Su risa se podía escuchar a tres metros de distancia pero no le importaba, lo que le había dicho Harry era muy gracioso.

—Eres insoportable —susurró Harry antes de chocar su hombro con el de Louis y casi tirarlo al piso. Caminó sin hacer caso a la risa desquiciada del mas bajo y fue a su aula.

“Ojalá le parta el culo un negro y se le quede atorado en el estómago" fue lo que pensó una vez sentado en su asiento.

Mientras tanto el castaño no hacía más que secarse las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos de tanta risa.

—Cree que puede llegar a gustarme, que tontería.