Decirlo

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STEVE

Este pudo haberse convertido fácilmente en el peor día de mi vida. Tony pudo haber decidido que el padre de Peter tuviera la oportunidad de completar su familia, y eso me asustaba terriblemente. Había tomado por garantizado que siempre iba a estar ahí. Había asumido que me quería tanto como yo lo quería. No pensé que necesitaba decirlo hasta el momento en que me di cuenta de que podría ser muy tarde para hacerlo.

Pero ahora él estaba sentado junto a mí usando sólo su playera y luciendo completamente encantador. Yo le hice eso. Me dejó hacerle eso. No iba a perder mi oportunidad. Iba a decirle que lo amaba ahora y entonces. De cualquier forma, tan pronto como abrí la boca para hablar, se puso de pie y se fue. De ninguna manera.

—Anthony Stark, trae tu trasero para acá—ordené.

—Aw, qué tierno—contestó en un tono protector—. Crees que puedes decirme qué hacer. Bésame el trasero, Rogers.

Eso haría.

—Si tu lo dices—Me lancé por él.

—¡Era solo una expresión!—gritó sobre su hombro mientras corría fuera del cuarto.

La combinación de que yo conociera mi casa mejor que él y que estuviera un poquito adolorido, me dejó atraparlo rápidamente.

—Una que tomaré muy seriamente.

Lo empujé sobre el mostrador de mi cocina y jalé su camiseta. Jadeó un poco sobre dramáticamente.

—No. Te. Atrevas.

—Tienes un muy lindo trasero, Tony—lo molesté, pasando mi mano sobre su nalga derecha.

—Mi trasero no es lindo— se quejó.

Le di un pequeño golpe y sonreí cuando chilló.

—De ahora en adelante, creo que te llamaré trasero lindo.

Mientras me miraba con el ceño fruncido, fui hacia abajo y le di un pequeño mordisco.

Tony brincó.

—¡Hey! Dije bésame el trasero, no muérdelo.

—Lo siento—me reí, dándole la vuelta y enrollando mis brazos en él—. No puedo evitarlo—Besé el puchero que hizo—. Si no estuvieras tan adolorido, te tomaría justo aquí en este mostrador.

—Bueno, estaba en camino a tomar un cálido baño, pero entonces tuviste la repentina necesidad de maltratarme—contestó.

—Permíteme.

Lo alcé por los pies y lo cargué hasta mi cuarto de baño. Mi bañera era más grande que el promedio, así que tomó un poco más de tiempo llenar gran parte de ella.

Tony extendió la mano y alzó uno de los muchos juguetes de la bañera. A veces, dejaba que Morgan y Johnny tomaran un baño en mi tina porque era muy grande. A ellos no les importaba tanto la hora del baño cuando les recordaba a nadar.

—¿Eres un poco viejo para estar jugando en la bañera, no crees?—preguntó con una sonrisa.

Tomé el barquito de plástico de su mano y saqué su camiseta sobre su cabeza.

—Métete en la tina, trasero lindo.

Él resopló mientras lo hacía.

Mientras se ponía cómodo, encontré una canasta y puse todos los juguetes fuera del camino. No podía verme a mí mismo pasando mis manos sobre mi hermoso Tony solo para que un patito de hule chillara y arruinara el momento. Cuando tuve todos fuera del camino, me quité mis bóxers, solo para escuchar a Tony reír quedito detrás de mí. Me giré, alzando una ceja.

¡Tony Stark es un secuestrador!Where stories live. Discover now