La cabaña de verano

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Una familia viajaba en su camioneta hacia una cabaña que habían alquilado en el campo para las vacaciones.
Estaba formada por cinco hermanos que estaban ansiosos por conocer la cabaña, ellos se encontraban jugando al teléfono descompuesto, era el turno de Santiago, que era el mayor de los cinco, la ronda era de mayor a menor, así que luego le siguió Morena, Violeta, Kitty y por último Sol. Luego estaba Ernesto, el papá de la familia, él se encontraba manejando la camioneta,  mientras que Estefanía (mamá), miraba los vídeos de Facebook, lástima para ella, porque cuando estaban por llegar a la cabaña, se le cortó la señal repentinamente.
Una vez que llegaron, bajaron de la camioneta (obviamente), y vieron que la cabaña estaba muy sucia y con telarañas.

- Con razón estaba tan barato el alquiler - decía Estefanía mientras miraba el estado de la cabaña

- Espero que no se nos caiga encima - dijo Ernesto, a modo de broma

- No digas eso - Le decía Santiago, no queriendo imaginarse, junto con sus hermanas, lo que pasaría si eso llegará a ocurrirles

Se metieron y vieron que en la casa solo había una estufa, una cocina y la mesada. Subieron las escaleras hacia el segundo piso donde se encontraban las habitaciones, y el estado no era mejor que el resto de la cabaña, agradecieron que tenía camas con colchones en buen estado.

- Nunca más alquilaremos casas baratas - se dijo y decidió la mamá

- Decidido -  apoyó Ernesto.

Empezaron a limpiar, descargaron las cosas de la camioneta y las ordenaron; cuando terminaron la exhaustiva limpieza, ya eran las 7:30 P.M, y decidieron tomarse un pequeño descanso antes de tener que empezar a hacer la cena.
Mientras disfrutaban del pequeño descanso, (sobre todo los adultos, porque los 5 hermanos/as se encontraban jugando sin tener en cuenta nada más que el juego), escucharon que alguien tocaba las palmas, cuando salieron a ver quién podría estar tocando en la mitad de la nada, vieron a una nena de no más de 7 años de edad, ella se encontraba aplaudiendo y gritó si la podían ayudar, Ernesto se acercó a la niña y le preguntó.

- ¿Dónde están tus padres? -

- No lo sé - contestó la nena inexpresivamente

- Bueno - respondió Ernesto sin saber qué hacer para ayudarla - ¿cómo te llamas? - le preguntó nuevamente Ernesto

- No lo sé - le volvió a responder la niña que llevaba un gran sombrero de color celeste.

Ernesto se llenó de preguntas sobre la niña.

- ¿Quién será? ¿Cómo llego hasta acá? ¿Qué le pasó para no recordar nada? - eran algunas de sus preguntas, aunque la más importante de las preguntas fue - Si no recuerda nada ¿Cómo se supone que se encuentra en perfecto estado e incluso con la ropa limpia? -  hubiera seguido preguntándose mentalmente e intentado buscar la respuesta, si no fuera porque la nena lo interrumpió

- Tengo hambre - dijo la nena repentinamente.

- Está bien pequeña, pasa - le dijo Ernesto amablemente, pensando en qué hacer con la nena, cuando se encontraban en la mitad del campo, a dónde no llegaba la señal para llamar a nadie, en la nada misma.

La metió a la casa y le dijo que espere hasta que se haga el asado que estaban preparando.

Una vez dentro, se puso a hablar con su esposa Estefanía, sobre qué se suponía que iban a hacer mañana con la nena, y terminaron decidiendo que la llevarían con la policía una vez que terminen sus vacaciones, ¿y por qué eso? Se preguntarán, la respuesta es sencilla (y simplemente estúpida), Ernesto no tenía gasolina para llegar a la estación de policía; ellos tenían planeado que un amigo de Ernesto les llevaría dentro de un mes la gasolina,  porque él se iba a quedar en esa cabaña y no podía llevársela antes.

(N/A: el peor plan de vacaciones que pudieron hacer)

Volviendo al presente cuando terminaron de hacer el asado, ya se había hecho de noche.

- ¡La comida ya está lista!... ¡Entren! - les dijo la mamá

Todos se estaban metiendo cuando Kitty miró hacia un costado, vio que entre los arbustos y los árboles había una sombra con forma humanoide, pero con espinas o algo parecido en la cabeza, garras y ojos rojos; al ver esto, Kitty se quedó perpleja de asombro.

- ¡Kitty ven! - gritó la mamá repentinamente.

- ¡Ya voy! - contestó Kitty una vez que salió de su asombro.

Cuando volteó para ver si la sombra todavía estaba, se dio cuenta de que se había ido.

- Debió ser mí imaginación - pensó Kitty.

Entró a la casa y la mamá les dijo que esperen hasta que pusiera la mesa.

- ¡Jugamos a las escondidas! - dijo
Morena, ignorando que Estefanía no se tomaría media hora para poner la mesa

- ¡Sí! - contestaron todos/as al unísono, menos la nena que seguía inexpresiva y bastante callada desde que llegó, solo contestando con la cabeza o con respuestas muy... pero muy cortas.

- Tú buscas - le dijo Kitty a la nena.

- Sí - le contesto la nena con voz neutral.

Sol se escondió detrás de la mamá, le abrazaba las piernas y se fijaba que no estuviera la nena, Morena se escondió abajo de la mesa, le venía muy bien que la mesa tenía un mantel muy grande, Violeta se escondió dentro del armario, a ella le encantaba esconderse en los muebles y cajas, Santiago decidió esconderse debajo de la cama, le daba lo mismo si tenía mugre o no y, por último, Kitty se fue a esconder en la habitación de los padres. Se escondió en la cama y se tapó toda, la luz de la habitación estaba apagada, por lo que todo estaba oscuro y silencioso.

La nena, ignorando dónde se escondía Sol, se fue directo hacia donde se escondía Kitty, entró en la habitación y miró a un espejo grande que se encontraba contra la pared, justo del lado izquierdo de la puerta, la nena se quedó parada frente al espejo como hipnotizada por él.
Kitty decidió fijarse dónde estaba la nena ya que había escuchado la puerta abrirse, se destapó la cabeza y vio a la nena frente al espejo, cuando miró al espejo se asustó, porque se reflejaba un monstruo de color celeste agua, con garras, cosas que le salían de la cabeza como si fueran espinas, ojos rojos y no tenía piernas, sino que de la cadera para abajo tenía un humo celeste.
Kitty se tapó toda asustada, se quiso convencer de que lo que vio fue solo su imaginación, por segunda vez, después de que se calmó un poco, se destapó la cabeza y la nena se transformó en el monstruo que se reflejaba en el espejo.

- ¡Esto no es real! - dijo Kitty en voz alta.

- ¡Sí, es real! - le dijo el monstruo y le saltó, luego todo se puso completamente oscuro.

Fin

La Cabaña de VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora