Capítulo 12"caida libre"

39 17 1
                                    

-No me puedo creer que mi padre me haga hacer esto, es demasiado fácil para mí, secuestrar a la niña esa va a ser coser y cantar-dijo una voz masculina que no logré identificar.

Mi cara enrojeció, a pesar de estar asustada me enfadé, como se le ocurría llamarme "niña esa", quizás si alargase el brazo podría darle con el cuchillo pero era demasiado arriesgado.
Al parecer era un chico joven y creído, no me gustaba la gente así.

-Ya lo sé, mi señor pero es algo así como un castigo, por lo de la fiesta.-contestó Saeva pero no obtuvo respuesta.

Intenté analizar la situación, al parecer el chico que estaba detrás de mi era alguien importante, y esto era un castigo, creía iré sería fácil atraparme, pues no, tampoco es que yo sea una atleta de primera pero corro bastante rápido, mi complexión ligera me ayudará.

Si ahora mismo saliera corriendo quizás tendría ventaja por la sorpresa, tambien me podría esconder por que a un metro de mí hay una pendiente, me podría deslizar lentamente, descartó la idea porque me acabarían encontrando.

-Creo que hemos descansado suficiente, vamos a por ella-dice el, estoy temblando de miedo, creo que es hora de correr, noto cómo le árbol vuelve a crujir porque el chico se ha levantado.

Si siguen caminado me verán.
Cuento hasta tres mentalmente.
1,2,¡3!
Salgo corriendo velozmente, salto por encima de la pendiente y avanzo en zigzag para que les cueste localizarme entre los árboles.

Oigo como mis perseguidores me siguen
-No hace falta que corras, te voy a alcanzar, si paras ahora no sufrirás, hagámoslo por las buenas.-grita el chico.
Sonrío, un torrente de adrenalina me recorre, no voy a dejar que me alcancen.

Saltó por encima de un árbol y noto ese hormigueo en la barriga, aterrizó ágilmente, notó el viento silbando en mis orejas, mi corazón va a mil y no me canso, creo que nunca había corrido tan rápido.

-Pues por las malas-me susurra el chico al oído.

Es imposible ni siquiera le he oído llegar , corro más rápido y exhalo una bocanada de aire gélido.
Algo cae sobre mí y me hace perder el equilibrio, grito.
Caigo al suelo de rodillas y me levanto rápidamente pero unos brazos me apresan.
Me giro y me encuentro con un par de ojos de color miel de mirada penetrante.
-Encantado de conocerte Ruby-dice el chico, algo que me desconcierta, sonríe maliciosamente, parece que se esté burlando de mí.

Es muy atractivo, incluso más que James, unos rizos morenos le enmarcan el rostro angelical.
Recuerdo que es un demonio malvado y que es una trampa.

Saco el cuchillo torpemente e intento acertarle en el corazón, me detiene rápidamente pero lo he pillado por sorpresa así que tengo unos preciados segundos para escapar, así que velozmente le aparto y salgo corriendo.

Me giré para ver si me seguían , estaban a unos metros de mi, el chico ya no sonreía, su mirada era inexpresiva y penetrante, su pelo alborotado centelleaba gracias a unos rallos que se filtraban entre las ramas.

Seguí corriendo hasta que me tuve que detener, había una arboleda inmensa frente a mi, traspasarla era imposible, había escaso espacio entre los árboles, analicé mi alrededor, estaba en el borde de una pradera verde y lisa, no había donde esconderse, apenas había vegetación salvo una fina capa de cesped y algún pequeño arbusto raquítico, también, había un acantilado vertiginoso que desembocaba en un río de aguas cristalinas.

Supuse que estarían cerca, desde mi posición no alcanzaba a ver nada, el sol me deslumbraba y había un montículo en frente de mi.

Saqué el cuchillo y me puse en guardia, o lo que creía que era estar en guardia, lo poco que sabía de la lucha era de películas.

Noté una mano en mi hombro y me giré rápidamente para clavarle el cuchillo a quien fuese el que estaba detrás de mi.
Me encontré con unos ojos azul grisáceo que solo podían pertenecer a James, el rápidamente detuvo mi ataque y sonrío.
-No está nada mal para ser la primera vez que empuñas una daga.
Yo sonreí orgullosa de mí misma.
El saco una larga y filosa espada de empuñadura dorada de su funda y la levantó en posición de ataque.
En ese momento supe que ya habían llegado.
Imité su posición y intenté revisar mentalmente las películas en las que usaban cuchillos para así saber al menos  que hacer.

Se situaron en frente nosotros y se dispusieron a atacar, el chico saco una espada parecida a la de James y comenzó a atacarle, James podía esquivar sus estocadas a la perfección, había algo en sus miradas que generaba una conexión, es decir parecía que se conocían desde antes, ambos tenían los ceños fruncidos y sus frentes estaban perladas de sudor.

Estaba tan absorta en su combate que no vi como Saeva se dirigía hacia mí.
Sonrío de manera diabólica y alzó las palmas de sus manos.
Cerró los ojos y comenzó a murmurar palabras en un idioma desconocido para mí.
Estaba desconcertada, súbitamente unas llamas negras salieron despedidas de sus manos, yo me lancé al suelo para esquivarlas pero acabaron alcanzándome, en las piernas.
Inmediatamente sentí un doloroso frescor, era como si hielo aprisionara mis piernas.

Empecé a gritar, James dejó su combate y corrió hacia mí.

Era tal mi sufrimiento que caí de rodillas.
James luchaba con los dos a la vez e intentaba abrirse paso hacia mí.

El acantilado estaba a unos pocos metros de mi, una idea me vino a la cabeza, si me arrastraba con las manos hacia el acantilado y me tiraba seguramente el dolor se aliviaría,  en ese momento no podía pensar con claridad, solo quería aliviar ese dolor.

Empecé a arrastrarme, Saeva de dió cuenta y mientras preparaba su próximo ataque yo me deslicé rápidamente hacia el filo del acantilado .

Antes de caer vi sus caras de sorpresa, la cara de Saeva era de pura rabia, James estaba sorprendido e incluso creo que decepcionado aunque no tenía motivos y por último el chico, su cara era una mezcla entre sorpresa  e indiferencia.

Caí rápidamente y sentí un cosquilleo en él estómago, solo cuando impacté contra la superficie del lago comprendí que mi idea era una locura.

Despertar de un sueño ©Where stories live. Discover now