Entrega 1: Dos al precio de uno.

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Nueva historia, espero que la disfruten. 

Al final algunas aclaraciones a quien le interese.

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Como cualquier otra ciudad, Tokyo se mantiene en movimiento, cientos, quizá miles de personas recorriendo sus calles, al ser medio día era algo normal, ser absorbido por el mar de gente y vehículos. Aunque ajetreada, la ciudad mantiene cierto ritmo, adecuado para el mundo escolar o laborar, gente viniendo o yendo al trabajo, de la escuela, algunos paseando o simplemente holgazaneando con los amigos.

En el caso de un peliverde, su situación era la primera. Un trabajo que le exigía moverse de aquí para allá, este día no podía ponerse mejor. Con su motoneta arruinada, tenía que ingeniárselas para llegar a su destino. Correr no era la mejor de las opciones cuando se trataba de atravesar la ciudad, pero para un joven como él, uno cerca de los 18, que no se rendiría ante nada, eso no sería un problema, lástima que las prisas y la desesperación lo estaban agotando.

Ah, sólo falta una cosa por decir, el chico iba tener un maaaal día.

- ¡Diablos, diablos, diablos! – Miraba su reloj por ratos. Bajo su brazo un par de cajas.

Calzado deportivo rojo, pantalones de mezclilla, un polo color negro, en su espalda y gorra el logotipo de su trabajo: Pizzeria Hunter. El joven de mirada y cabellera verde alborotada no podía verse más desesperado.

- "Sólo tres minutos para que se cumpla el plazo. Tengo que apresurarme" – Pensó agitado.

Este día, como los anteriores, no habían sido para nada bueno. Se trataba de su primer día en otro trabajo, después de los muchos en los que había sido despedido, la sociedad no había sido para nada amable con él. Sin familia, sin estudios terminados. Un pequeño y viejo departamento, algo de dinero para mantenerse un año, quizá menos, fue lo único que le dejo su madre antes de partir. Siquiera tuvo tiempo para sentirse devastado, la vida del peliverde no había sido más que desgracias, sin embargo, aun con todo esto, se mantuvo firme, positivo. Después de unos días del funeral, asimiló el hecho de que se encontraba sólo, ahora estaba por su cuenta. Ya habían pasado dos años desde eso.

Recorrió cada calle, atravesó cuanto callejón pudo para ahorrar tiempo y energía, esta sería la primera entrega de muchas, luego tendría que regresar al local y explicarle todo a la gerente, disculparse y rogar que no lo despidan de nuevo.

-"Bien. Llegamos" – Frente al joven, un edificio de apartamentos, enorme y lujoso. No pudo evitarlo, sus ojos se iluminaron con asombro, se preguntaba qué tipo de personas podían vivir ahí, alguna celebridad, gente adinerada o de renombre, quizá todos ellos. El joven era demasiado ajeno a ese mundo, a muchas cosas de hecho. Antes de entrar al edificio, revisó su pequeña libreta, la dirección era correcta, ahora sólo le faltaba buscar la puerta con el número inscrito.

Se acercó a la entrada, las puertas de vidrio se abrieron de forma automática.

-"Vaya" – Cada cosa lo tenía asombrado, como un niño en juguetearía, subir por el elevador no fue la excepción.

Recorrió el pasillo hasta llegar al lugar marcado, el timbre sonó, y mientras la puerta se abría, esbozó la mejor de sus sonrisas.

-Pizzeria Hunter. Aquí está su orden – Anunció, mientras mostraba la caja al cliente.

-Ah, que bien. Me estaba muriendo de hambre- Fueron las palabras del sonriente hombre. Cabello blanco, barba sin afeitar, una simple bata. Tomó su pedido. El joven peliverde no podía sentirse más aliviado, tomó la nota dentro de su bolsillo.

Héroe CazadorWhere stories live. Discover now