James no sabría decir cuanto tiempo se había quedado allí parado, pero habría jurado que se trataba de una eternidad. Una eternidad demasiado larga.
-¿Tu debes ser James Brown, verdad?- Eso fue el toque de atención que James necesitó para poder despejar sus ojos de los del pelirojo, que lo miraba con estupefacción y enfado a partes iguales.
-¿James?- Segundo aviso. A este si que respondió, había sido criado para no tener que llegar a la tercera base en nada, absolutamente nada. Una mujer de unos treinta años, mas o menos, pelo largo castaño claro recogido en una coleta y unas gafas de montura roja eran los únicos aspectos a destacar de quien suponía que era la profesora que tocaba aquella hora.
-El mismo.- Contestó. Una sonrisa socarrona adornó automáticamente su cara, y la mascara que siempre aparecia en aquellos momentos no hizo cosa no familiar
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Dos mundos
RomancePara James la vida nunca ha sido fácil, por ese motivo mismo odia el mundo y a la gente en general. Noah, en cambio, es el chico perfecto. Popular, guapísimo y con unas notas excelentes... Pero, cuando, por casualidades de la vida tienen que hacer u...
