Capítulo 1.

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Hola.

Hoy vengo con una nuevo historia que estimo será corta.

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Min Ho tenía una rutina, la cual no incluía levantarse antes de la diez de la mañana en un sábado, eso ya lo hacía de lunes a viernes, y no podía decir que era muy agradable, pero debía de cumplir con su horario de trabajo porque de no ser así, terminaría despedido y era lo último que deseaba.

Tampoco era que iba a morirse de hambre si no tenía un trabajo, ya que después de salir de la universidad, había empezado a trabajar en una empresa en la que antes hizo algunas prácticas, además de que las recomendaciones de sus profesores ayudaron, y desde ese tiempo se mantuvo ahorrando, y su cuenta bancaria cada vez subía más en números.

Min Ho siempre había odiado las cosas que estaban fuera de su rutina, al menos si eso incluía que tenía que salir de la cama antes de lo planeado, y estaba tan tentado a no prestarle atención al timbre, sin embargo, la persona que había llegado de manera inesperada parecía no dispuesta a rendirse, porque minutos después cuando él estaba casi volviendo al mundo de los sueños, había sonado una vez más, y se repitió varias veces.

Gruñó y se levantó de la cama, y sin molestarse en arreglar su cabello un poco o intentar que sus ojos se mantuvieran abiertos, sino que iba a dejarle claro a quien fuera que acababa de llegar que fue inoportuno.

No estaba acostumbrado a recibir visitas, su círculo social era muy pequeño en el que estaban incluido sus padres y sus dos amigos desde la universidad, y ellos sabían que antes de aparecerse por su puerta debían de llamarlo, de esa manera no se encontrarían con un ceño fruncido y alguien gruñéndoles todo el tiempo, porque a aunque le costara reconocerlo, podría ser antipático cuando se lo proponía.

Mientras llegaba a las últimas escaleras, casi podía ver a un vendedor parado en su puerta, ofreciéndole productos que no pensaba comprar así los necesitara, era su manera de que no volvieran a aparecer por ahí, y cuando el mensaje no llegaba claro, sus palabras no solían ser tan amables, eso sucedía siempre que alguien interrumpía su rutina.

Cuando llegó a la puerta y la abrió, se encontró con un joven un par de centímetros más bajo que él, su cabello era negro y su piel un poco bronceada, casi del mismo tono que la suya, sus ojos grandes lo miraban como un niño que acababa de encontrar el dulce más grande el supermercado después de que sus padres le hubieran dicho "escoge la golosina que quieras".

Min Ho casi lo podía comparar con algún dibujo animado en el que los ojos de estos brillaban al ver lo más maravilloso del mundo, porque incluso estaba sonriendo, haciéndolo sentir un poco incómodo mientras se cruzaba de brazos y aclaraba su garganta para ver si el joven empezaba a hablar rápido, o él podría sólo cerrar la puerta, y regresa a su cómoda cama que ya debería de estar enfriándose.

—No estoy interesado en lo que vendas —dijo Min Ho como un gruñido e intenciones de cerrar la puerta.

—¡Espera, soy Yuk Hei! —colocó una mano en la puerta.

Min Ho frunció el ceño al escuchar ese nombre, seguro que no lo conocía, y si era algún vecino nuevo queriendo presentarse, le daba igual, y a pesar de eso decidió darle una oportunidad al joven que lo miraba con esperanzas, y un poco tenso, animándose a alejar su mano sólo cuando estuvo seguro que la puerta no sería cerrada.

Yuk Hei era consciente de que el hombre frente a él no lo quería ahí, por lo que se apresuró a buscar dentro del bolsillo interno de su chaqueta, sacando una fotografía que había robado de la habitación de su papá en esa mañana, la cual siempre lo había visto guardar como un gran tesoro, pero él la necesitaba para lo que iba a hacer.

El ceño de Min Ho se frunció cuando frente a él fue colocada una fotografía en la que estaban dos jóvenes a los cuales él reconocía bien, porque el uno era él mismo sólo que mucho más joven, en ese tiempo tenía diecinueve años, y estaba abrazando por la cintura y con su mentón apoyado el hombro del otro chico, quien era su novio de ese tiempo, y la foto que tenía frente a él era una que llevaba años sin ver.

—¿D-De dónde sacaste eso?

Min Ho estaba seguro que había pasado un gran tiempo desde la última vez que sintió su garganta cerrarse tan rápido, al igual que algunos recuerdos llegaron de la misma manera pero él intentó alejarlos, mirando ahora realmente al joven frente a él, queriendo hacer cientos de preguntas y sin lograrlo, su voz estaba desaparecida.

—Mi nombre es Lee Yuk Hei, y soy tu hijo, y te busqué porque papá Taemin está muriéndose.


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¿Qué les ha parecido éste nuevo capítulo?

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