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Rosé

-¿Cómo se llama esta película?

Era la cuarta vez que lo pregunta en la noche, apuesto a que ni siquiera vio tres segundos seguidos la pantalla. Ni siquiera era una película.

-Game of Thrones, es una serie.- Respondí cansada.

-Oh...- Miró un momento la pantalla para después volver a su celular.

Me paré del sofá y camine hacia la cocina, él ni siquiera lo noto. Una vez allí apoye mis manos en el frío mármol y suspire con fuerza soltando todo el aire de mis pulmones.

Sin querer comencé a pensar en la noche que veía series con Lisa, cuando no había estado prestando atención por pensar en ella y me insistió para que le cuente en que exactamente, no lo hice y nos terminamos besando justo aquí.

Recuerdo como me cosquilleaban los labios y cada parte de mi cuerpo que ella tocaba.

¿Qué hubiera pasado si no nos deteníamos?

Negué intentando dejar de pensar en ella y volví a la sala rendida con una botella de refresco en mi mano.

Pero no fue tan fácil dejar de pensar en eso, apenas estaba viendo la serie, la cual ya no entendía.

Me acerqué más a Jimin apoyando mi cabeza en su hombro. Lo observe sonreír antes de rodearme con su brazo. Después de un rato en esa posición me enderece un poco y lo bese, no quería llegar a nada más, sólo olvidarme de Lisa.

Él me siguió el beso con un poco más de emoción y llevo sus manos directamente a mi cintura mientras que yo las enredaba en su cabello.

Unos cinco minutos después Jimin estaba bajando sus manos, nada disimulado, a mi trasero. Me tensé al instante, no me gustaba, pero él no pareció notarlo porque subió sus manos un poco más hasta que pudo meterlas dentro de mi jean, o casi.

Lo empuje separandolo de mi lo antes posible, abrí mis ojos al instante, él me miraba confundido.

-¿Qué pasa?- Preguntó.

No quiero hacer esto, no eres Lisa.

-Mis...  mis padres... ya deben estar por llegar.- Dije aún con la respiración entre cortada.

-Mierda...-Murmuró y volvió a sentarse correctamente.

-Si...- Fingí estar decepcionada, pero en realidad estaba aliviada.

-Aunque...- Se acercó un poco a mi sonriendo.

¿Aunque?

-Podríamos continuar esto otro día.- Beso lentamente mi cuello.

-¿Otro día?- Pregunte nerviosa.

-¿Qué tal el próximo sábado?- Dejó otro beso.- Mis padres no estarán.

-Eh... fabuloso.- Espero que no haya notado la poca alegría con que lo dije.

En ese momento entraron mis padres y gracias a Dios, no volvió a besarme.

Cuando se fue y al fin estuve sola en mi habitación me sentí aliviada, luego se me ocurriría una excusa para lo del sábado. 

Try MeWhere stories live. Discover now