Capítulo 2. De tus ojos

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Inés dio un portazo sonoro cuando salió de su hogar. Era demasiado temprano y ya había tenido una fuerte discusión con su aún, por desgracia, marido. Xavi se negaba a que ese estado cambiara y ella cada día que pasaba estaba más harta. Quería el divorcio y quería dejar ese tema zanjado porque se avecinaban meses ajetreados -aunque ni ella misma fuera consciente de cuánto y porqué- y no desea tener que estar pendiente de una relación muerta.

Subida ya al tren que la llevaba una vez más a la capital, abrió su agenda personal para ver todos sus compromisos del día y, a un lado, vio un recordatorio: 13 de febrero, cumpleaños de Irene Montero. Se le formó una sonrisa de inmediato. Lo había apuntado cuando se preparó la charla de Salvados. Inés Arrimadas era de esas a las que no le gustaba improvisar ni llevarse sorpresas, por tanto, vio vídeos sobre la Podemita para familiarizarse con su estilo de hablar y comportarse durante los debates y, casi sin querer, compiló varios datos sobre ella.

Cogió rápidamente su teléfono. Quizás se estaba tomando demasiadas confianzas, apenas se conocían, pero Inés era del tipo de persona imprevisible que solía dar esa clase de golpes de efectos. ¿Acaso Montero esperaría una felicitación de la de Ciudadanos? Ni de coña, por eso exactamente lo iba a hacer. Fue directa a su perfil de Instagram, aunque ni siquiera se seguían, y pulsó el botón para mandar un mensaje privado.

"Felicidades, comunista. Me debes una copa y esta vez no te vale la excusa de echarlo a suertes. Buen día."

***

Irene Montero ya se había acostumbrado a dormir poco. La noche había sido un poco agitada, algunos amigos habían cenado en casa y ya entrada la noche, los mellizos se despertaron casi cada hora.

Ya de día, los niños habían caído rendidos en sus cunas y ella tenía el día libre, así que decidió quedarse un rato más en la cama. Cogió su móvil y comenzó a contestar a las felicitaciones. Tras ello, se metió en Instagram y cuando pasó por varios mensajes privados, uno en concreto le sorprendió: Inés Arrimadas le había escrito.

Abrió el mensaje y soltó una carcajada. No se olvidaba del comunismo ni para felicitarla. Pero ¿por qué le había escrito? Carecía de sentido, no tenían ninguna relación y, aun así, a la madrileña le hizo gracia. Durante un rato, sopesó si contestarle o no, sin embargo, sabía que terminaría haciéndolo. Empezó a teclear, agradeciéndole que se hubiera acordado de su cumpleaños, pero que, a pesar del detalle, no iba a ir a Barcelona solo para invitarle a un gin-tonic.

La respuesta de Arrimadas fue casi instantánea. "Si Mahoma no va a la montaña..."

Irene volvió a reír. ¿Qué significaba todo eso? ¿Qué pretendía Inés? No quería darle muchas vueltas, demasiadas preocupaciones tenía ya, así que, Irene le contestó saliéndose por la tangente, siguiendo este juego que se traían. "¿Te has convertido al islam ahora?"

Inés volvió a contestar rápidamente. "Encima de roja, vacilona"

Arrimadas siendo siempre tan Arrimadas. Aunque a cualquiera le pondría de los nervios, Irene estaba empezando a ver que tenía su punto, que se divertía, y era justo lo que en esos momentos necesitaba. Decidió subir la apuesta. "No te gusta cuando te la juegan a tu mismo juego, ¿eh?"

Irene se mantuvo en el chat de la conversación durante un rato, pero la respuesta de Arrimadas no llegó. Probablemente había tensado demasiado la cuerda, no conocía a Inés tanto, quizás se había cabreado. Bloqueó su teléfono y se levantó de la cama.

Montero se encontró a sí misma chequeando su teléfono a lo largo del día para ver si tenía algún mensaje. Nada. Arrimadas la había dejado en visto y, aunque no quería darle mayor importancia, sintió cierta decepción y un poco de enfado por la actitud inmadura de Inés.

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⏰ Last updated: Dec 01, 2019 ⏰

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